El ayuntamiento se ampara en la disminución de actividad por la crisis, que redujo el 9% las operaciones en los últimos dos años.
La distribución urbana de mercancías en Madrid capital ha visto recortado el número de plazas habilitadas para la carga y descarga en los dos últimos años. El pasado ejercicio, el total de plazas se elevó a 2.372 frente a las 2.403 de 2010, según los datos del último ‘Informe del estado de la movilidad de la ciudad de Madrid’ al que ha tenido acceso este periódico. Este descenso por segundo año consecutivo contrasta con la tendencia al alza continuada en el número de plazas que se había experimentado en los ocho años anteriores.
El ayuntamiento se ha amparado para este descenso del número de plazas en diversos procesos de reajuste de las plazas orientadas a tal menester en la disminución de la actividad de carga y descarga de mercancías como consecuencia de la crisis económica. En los dos últimos años este descenso de operaciones se cifra en el 9 por ciento. Además, se ha apreciado en estas zonas una menor presencia de vehículos que no realizan operaciones de distribución de mercancías, que han pasado del 42 por ciento al 32 por ciento de las horas por plazas ocupadas.
Este hecho tiene su explicación en “la disminución generalizada de la demanda de aparcamiento de turismos”, lo que afecta positivamente a las zonas destinadas a la distribución de mercancías. En el informe de la Administración local se detallan las conclusiones de la denominada Mesa de la Movilidad de Madrid que señala que “si bien se generaliza la opinión de que incorporar vehículos cada vez menos contaminantes en la distribución urbana de mercancías es absolutamente indispensable”, también subraya que este proceso no se puede realizar “de una forma acelerada teniendo en cuenta el actual contexto de crisis económica y los condicionantes de autonomía y capacidad de los vehículos (principalmente los eléctricos)”.
La citada mesa añade también una serie de orientaciones para mejorar la distribución urbana de mercancías en Madrid, como son las de establecer mecanismos de control de la máxima duración de estacionamiento de las zonas de carga y descarga; planificar centros de rotura cerca de la M-30 para posibilitar el reparto eléctrico; fomentar la implantación de centros logísticos en torno a la M-40; intensificar el control de la indisciplina vinculada a las operaciones de carga y descarga, principalmente fuera de la M-30; optimizar la localización y el dimensionamiento de las zonas de carga y descarga, etc.