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El reto de hacer compatibles puerto y aeropuerto

La Autoridad Portuaria de Barcelona trabaja con Aena y Enaire para que la proximidad de la instalación aeroportuaria no sea una limitación, por la altura de las grúas, para el futuro concesionario del muelle Cataluña.

La ampliación del puerto de Barcelona con la construcción del nuevo muelle Cataluña, que concentrará la actividad de contenedores, es todavía un proyecto embrionario. No obstante, la Autoridad Portuaria ya se ha puesto manos a la obra y ha comenzado a trabajar con Aena y Enaire para que la ampliación (o no) del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat no limite  la operativa, por la altura de las grúas, del futuro concesionario del muelle Cataluña.

José Alberto Carbonell se estrenó como presidente en el Cercle d'Infraestructures.
José Alberto Carbonell se estrenó como presidente en el Cercle d’Infraestructures.

Las expectativas son buenas si se tiene en cuenta el precedente, la terminal BEST en el muelle Prat, la joya de la corona de la anterior ampliación hacia el sur de la dársena. “Tenemos resuelto el tema en el muelle Prat”, donde BEST puede seguir creciendo, y “estamos trabajando para que sea compatible el muelle Catalunya en los diferentes escenarios de ampliación o no del aeropuerto”, señaló José Alberto Carbonell, presidente de la Autoridad Portuaria, en la conferencia celebrada este viernes en el Cercle d’Infraestructures.

La compatibilidad de las ampliaciones del puerto y del aeropuerto es uno de los tres retos a los que se enfrenta el puerto de Barcelona para “dar un salto de escala” en competitividad, El segundo, como no podía ser de otra forma, son los pendientes accesos terrestres, ferroviarios y viarios, proyecto “que va en buena línea”. El grupo de trabajo para la financiación de esta infraestructura, que estará integrado por todas las administraciones participantes, se constituirá el 4 de abril.

El tercer hándicap es la falta de calado. El responsable portuario reconoció que se ha perdido puntualmente alguna primera escala de una línea  por falta de calado, “lo que no nos podemos permitir”.  La Autoridad Portuaria prevé contar con los permisos medioambientales para comenzar las obras de dragado entre finales de 2026 y principios de 2027. Además de dar respuesta a estos tres retos y de la eficiencia operativa, la competitividad de la dársena catalana pasa por la complicidad con el entorno, la seguridad, la innovación y la transición energética.

“Los clientes nos piden sobre todo competitividad y conectividad”. Y en conectividad “lo que podemos hacer como puerto es aumentar el mercado para que seamos más atractivos para las navieras”. Mejorar la conectividad también pasa porque “haya espacios logísticos grandes donde se puedan instalar clientes con capacidad de negociar con las navieras”, como Mango, Decathlon o Lidl, que tienen sus hubs de distribución para el sur de Europa en Barcelona. Con el cartel prácticamente  ‘completo’  (98 por ciento) colgado en la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), la dársena catalana necesita más suelo logístico.

José Alberto Carbonell dejó claro que el puerto de Barcelona no compite con Tánger Med, “no es que juguemos en diferentes ligas, es que jugamos un juego diferente”. El enclave marroquí juega en la liga del transbordo, mientras que el catalán, “aunque debemos cuidar a las navieras, nuestra espina dorsal es el importador y el exportador”.

El responsable portuario puso en valor la ayuda de Puertos del Estado “en la relación con las administraciones generales del Estado”. La otra cara de la moneda es “estar sometidos a una fiscalización, burocratización o tramitaciones, tanto el sector público como privado, muy feixuga (difícil de digerir)” en relación con las diferentes administraciones estatales. José Alberto Carbonell cumplió con la tradición de su predecesores en el cargo de participar como invitado del Cercle d’Infraestructures.