La experiencia acumulada en la crisis de 2008 marca ese rumbo, sin olvidar la digitalización, la reindustrialización, los servicios y la recuperación del consumo interno.
Desde diversos ámbitos de la economía en España se ha aludido a la salida de nuestras empresas a vender al exterior como elemento clave para la recuperación, una vez se haya superado el período de confinamiento por la pandemia. El sector no podía ser menos y también ha identificado a las exportaciones como el principal motor que debe impulsar la reactivación de la actividad en los próximos meses.
En ese sentido, nuestro país tiene la experiencia de la anterior crisis económica, aunque desde el sector se tiene claro que no todo dependerá de las exportaciones, sino que habrá que potenciar también la reindustrialización, los servicios, la digitalización y la recuperación del consumo interno.
“El gran motor de la anterior recuperación económica fueron las exportaciones, porque permitieron un cambio estructural de largo plazo, facilitando una recuperación intensa y sostenida”, afirma Francisco Aranda, presidente de UNO. España aumentó, en apenas siete años, un 12 por ciento la capacidad exportadora y esto se ha mantenido desde entonces.
“Es un cambio de modelo en nuestra economía porque lo que solía pasar es que tras las crisis aumentaban nuestras exportaciones, pero cuando se recuperaba el consumo, volvían a caer. Ahora hemos conseguido que se mantengan durante un período largo”, reconoce Aranda. Es preciso recordar que en 2011 había 98.000 empresas españolas que exportaban y esta cifra ha aumentado hasta las 150.000. “Este salto en la masa exportadora, esa verdadera avalancha de empresas que decidieron salir a vender sus bienes o servicios al mundo es una clave, sin duda, porque es un cambio cultural en las pequeñas y medianas empresas españolas. Así mismo, también se han ampliado los mercados”, matiza el presidente de UNO.
En este orden de cosas, “lo que tenemos que hacer es continuar con esa estrategia que además diversifica los riesgos porque una economía que se basa básicamente en consumo interno asume unos riesgos enormes”.
No obstante, “hay que mirar a medio y largo plazo, pero la urgencia está en el corto porque necesitamos mantener el máximo tejido productivo posible para poder contar con un motor potente para iniciar la recuperación”, advierte Aranda. “Lo primero que hay que hacer es evitar destrucción con medidas concretas y urgentes. La crisis acabará con un importante número de empresas menos en el mercado y para que esa sangría no tenga efectos devastadores necesitamos frenarla desde ya, porque ya vamos tarde”, alerta.
En la misma línea de apostar por la exportación, Juan Carlos Moro, CEO de DB Schenker para España y Portugal, asegura que “el vigor exportador de España será una de las recetas clave para la recuperación pos-Covid-19″. Además, “con la industria del turismo tocada y el alto nivel de desempleo previsible, sólo la capacidad de abrir al exterior nuestros productos y servicios, permitirá una recuperación menos prolongada en los niveles económicos previos al Covid-19″, matiza.
Todo esto en un contexto en el que según el ‘Barómetro de Consumo y compra dentro y fuera del hogar’, que elabora la patronal de empresas cargadoras Aecoc, el 51 por ciento de los hogares españoles considera que su situación económica empeorará tras la pandemia y un 41,6 por ciento piensa que la recuperación será larga. Con estas perspectivas tan negativas en el consumo interno, el sector exportador se presenta como un refugio de primer orden para la actividad del transporte y la logística.
Ante esta tesitura, los representantes de las principales asociaciones profesionales de empresas de transporte por carretera evalúan las posibilidades del sector en los próximos meses en función del apoyo que se pueda obtener ahora. “Tenemos la experiencia de la crisis anterior en la que la exportación salvó a la economía española. Pero el problema es arrancar después del coronavirus” afirma Dulsé Díaz, portavoz de CETM. “¿Con un tejido empresarial de tres camiones por empresa de media, cómo se arranca?”, se pregunta. “Debe haber un plan de ayudas que apoye a las empresas o no serán capaces de levantar la verja”, indica Díaz.
A su vez, Ramón Valdivia, director general de Astic, advierte de que “el transporte internacional representa el 30 por ciento de toda la actividad y eso que en España la exportación es más importante que en otros países del entorno, así que los que exportan sufrirán menos, pero si los otros dos tercios del sector están con una actividad del 30 o del 40 por ciento, va a ser difícil”. Según Valdivia, “incluso en el caso de que los niveles de exportación se mantuviesen a los niveles previos a esta situación, tendremos cierta caída de PIB en toda Europa, por lo que nadie puede pensar que la recuperación será instantánea”, aventura.
Por su parte, Julio Vilaescusa, presidente de Fenadismer, admite que “es indudable que la exportación debe de ser una tabla de salvación para el futuro, pero todo va a depender de cómo se reactive la economía y al resto de las empresas”. Villaescusa recuerda que “partimos de una situación en la que un tercio de la flota española hace transporte internacional, que es muy importante, pero lo que no se sabe es qué parte de la flota española está ubicada en países del Este de Europa y cómo va a aprovechar la situación cuando acabe la crisis”.
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