El primer avance de la próxima edición de los Libros Blancos de Transporte XXI invita al optimismo, con un crecimiento de las ventas del 12 por ciento en 2022.
El sector del transporte y la logística sigue exhibiendo músculo en España. El primer avance de la próxima edición de los Libros Blancos de Transporte XXI invita al optimismo, con un crecimiento de las ventas del 12 por ciento en 2022, un año complicado, que estuvo marcado por la invasión de Rusia a Ucrania, los elevados costes energéticos, la espiral inflacionista y un paro de transportistas durante casi dos semanas. La proyección está realizada a partir de los datos recabados hasta la fecha en los registros mercantiles correspondientes, que representaban el 78 por ciento de las empresas con actividad del total de la muestra y el 77 por ciento de los ingresos de 2021.
Las ventas agregadas del sector, con todos los modos y especialidades en positivo, van camino de situarse en el entorno de los 61.700 millones de euros, un 25 por ciento más que en 2019, ejercicio previo a la pandemia, marcando un nuevo máximo histórico.
Pero más allá de las cifras finales del informe, una vez acabada la fase de recogida de datos económicos y financieros, una cosa es clara: el transporte de mercancías es un sector estratégico, clave para la economía, que requiere toda la atención del Gobierno. Y más aún, teniendo en cuenta que 2023, otro año difícil, apunta a una ralentización de la progresión, de acuerdo a las estimaciones de crecimiento del PIB en España (+2,4 por ciento). El nuevo ministro de Transportes, con el punto de mira solo en el tren, tiene tarea por delante. Urge un plan conjunto, con una planificación a largo plazo y, sobre todo, de la mano del sector. Legislar de espaldas solo serviría para caer en el mismo error.