Parece que la historia no enseña nada y se repiten las mismas gestiones. Y así, algunos gestores van saltando de empresa en empresa logrando los mismos resultados. Si se siguen haciendo las cosas igual no se pueden esperar resultados diferentes
La guerra de precios iniciada en estos años de crisis, basada en la estrategia de que el volumen hará mantener las estructuras, ha llevado consigo la desaparición en los últimos tiempos de varias empresas históricas dentro del sector de la paquetería industrial y está dejando dañadas a otras tantas que no dejan de estar en la rumorología del mercado. En este caso, desafortunadament,e el rumor casi siempre es la antesala de la noticia.
Esta lucha de precios en el sector está llevando a las compañías a conseguir lo que, aún sin desearlo, parecen ser sus objetivos, ya que ‘el que a precio mata a precio muere’ y así parece que viene demostrándose en los últimos meses y años.
Por otra parte, van apareciendo compañías nuevas, que tratan de innovar para introducirse en un mercado ya bastante agotado y del que parece que ni la imaginación ni el máximo esfuerzo podrán hacer que el objetivo del gratis total, heredado de la cultura del bajo coste por el volumen, siga absorbiendo a los fans de éste como único salvador universal.
¿Pero quién entiende y asume los costes de un servicio? ¿El precio es un todo incluido? ¿Hasta dónde y hasta cuándo se está dispuesto a invertir en precio para ganar volumen? ¿Quién recupera el precio en un mercado a la baja? ¿Quién es capaz de distinguir entre precios con costes ineficientes y precios de saldo?
Todas estas y otras preguntas estarán en la mente de muchos empresarios del transporte y no acaban de tener una respuesta que debería encontrarse en el sector. La búsqueda de una respuesta a todas las cuestiones que se pueden plantear cuando se establece una estrategia de negocio debe estar basada en el servicio, la productividad y la rentabilidad.
Lo que se aparte de esta línea conducirá a las organizaciones al fracaso, bien por el rechazo del mercado, al no aportar suficiente valor a los clientes que demandan los servicios, o por tener unos precios que trasladan ineficiencias al cliente.
Parece que la historia no enseña nada y se repiten las mismas gestiones. Y así, algunos gestores van saltando de empresa en empresa consiguiendo siempre los mismos resultados. Si se siguen haciendo las cosas de la misma forma no se pueden esperar resultados diferentes.
El tiempo siempre da la razón a quien mantiene de forma pertinaz su manera de hacer las cosas y al final cada gestor obtiene los resultados de las estrategias que sensatamente ha estructurado.