Maersk Line anuncia una “carestía sin precedentes” hasta el cuarto trimestre.
La explosión de los tráficos de contenedores entre Europa y Asia ha pillado por sorpresa a navieras, cargadores y transitarios. Tanto, que hasta comienzan a escasear los contenedores. Algunas navieras han comenzado a aplicar penalizaciones a los cargadores que no retornen las cajas, pero la situación se mantendrá hasta finales de año
La carestía de capacidad de transporte en las principales rutas marítimas del mundo ha dado un nuevo giro: ahora ya no hay contenedores, según los informes de navieras, cargadores y transitarios. El último reporte procede de los exportadores de productos agrícolas de los Estados Unidos, quienes se quejan de la imposibilidad de expedir sus cargamentos debido a la ausencia de contenedores. De hecho, los senadores de los principales Estados productores, Arkansas y Georgia, han escrito a la Comisión Federal Marítima para señalar que los granjeros no pueden conseguir contenedores, y que la reserva de un slot en un barco que zarpe de un puerto estadounidense puede suponer hasta un mes de espera.
Los representantes de los Estados productores recuerdan que “todo esto a pesar de que la mayoría de los cargadores americanos han firmado contratos de 12 meses, en los cuales se asegura que los armadores proporcionarán el equipo de transporte y la capacidad semanal necesarios para satisfacer cada contrato individual”. La consultora británica Transport Intelligence informa que Maersk Line ha publicado un informe acerca de las carencias en contenedores, y en el cual se concluye que la naviera espera una “carestía sin precedentes” en equipos de transporte en los próximos meses, y a medida que los volúmenes aumenten con la temporada de verano.
Según Lars Reno Jakobsen, director de Redes y Productos de Maersk Line, la situación es especialmente preocupante en las rutas entre China y Europa. El armador danés ha decidido reaccionar con la compra de contenedores por su cuenta, en vez de alquilarlos. Y ni siquiera esto les asegura un suministro de cajas, ya que los fabricantes chinos están ahogados en pedidos. Maersk también planea introducir servicios especiales para reponer los contenedores, servicios que serán pagados a través de un nuevo sobrecargo tarifario de la “temporada alta”. De hecho, la naviera ha recurrido a algunos buques que estaban en el dique seco para devolver los contenedores vacíos a su origen más rápidamente. Los expertos apuntan a varias causas para explicar el descenso en la oferta de contenedores.
La principal es la velocidad con la que la demanda de transporte se ha recuperado de la crisis, y que ha pillado a las navieras sin respuesta. Según datos de la European Liner Affairs Association (asociación que agrupa a las navieras europeas que operan con Asia), los tráficos entre Europa y Asia están creciendo a un ritmo del 23 por ciento, cuando hace sólo seis meses las previsiones marcaban un crecimiento de un dígito. La carestía también se ha visto exacerbada por la práctica del “slow-steaming”, o reducción de la velocidad de crucero de los barcos para ahorrar combustible, lo que se tradujo en que los contenedores pasan más tiempo a bordo de los buques de vuelta a los puertos de carga. Sea como sea, el déficit de contenedores revela la fragilidad de la cadena de suministro global de contenedores después de la recesión.
Hasta ahora se apoyaba en la construcción de un flujo continuo de contenedores que eran llenados en China y enviados hacia Occidente. Pero la práctica de la reconciliación de flujos quebró con la caída de la producción en China, con lo que la mayor parte de los contenedores nunca retornaban a su punto de origen. Con la interrupción del comercio mundial, todas las debilidades de este sistema han salido a la superficie, y han llevado a las navieras a tomar medidas extraordinarias. Hasta que las empresas de alquiler de contenedores y los armadores puedan producir de nuevo un exceso de contenedores, el mercado tendrá que rediseñar todo el proceso de reconciliación, y de momento la herramienta más probable es una penalización a los cargadores que no retornen los contenedores.