Los operadores alertan del riesgo de perder conectividad y servicios de las navieras si no bajan los precios del remolque, de la estiba y se flexibilizan las tasas portuarias.
Los tráficos de transbordo peligran en el puerto de Valencia si las terminales no reducen en los próximos meses sus costes laborales. Los operadores alertan del riesgo de que Valencia pueda perder conectividad y servicios regulares para lo que piden aminorar los precios del remolque, de la estiba y flexibilizar las tasas portuarias
La hoja de ruta diseñada por el puerto de Valencia está amenazada. El tráfico de transbordo, que viene salvando los resultados del enclave, que preside Rafael Aznar, y que ya supone el 50 por ciento de su negocio, está asegurando la conectividad de Valencia con los mercados internacionales, pero mantiene ‘en tensión’ tanto a la dirección del puerto como a los responsables de las tres terminales dedicadas al tráfico interoceánico, Marvalsa, TCV y MSC, por su posible volatibilidad. Una reducción de precio en otro puerto español, europeo o marroquí como consecuencia de la crisis económica puede hacer desviar y desaparecer de la estadística volúmenes fidelizados que se están operando en Valencia, que viene registrando una media mensual de 146.000 TEUs de tránsito, cuya mayor parte está siendo generado por la naviera suiza MSC.
Fuentes de los principales terminalistas han advertido a este periódico que “Valencia hoy es un enemigo a batir y el transbordo peligra si no conseguimos reducir los costes laborales en los próximos meses”, matizando que “es vital que los portuarios tomen conciencia de lo que nos jugamos, ya que por el momento los menos afectados por la crisis son ellos gracias a los transbordos”, mientras que las propias terminales sufren una importante merma de ingresos por la caída del import-export.
Perder sólo una parte del nivel de transbordo actual supondría la automática puesta en marcha de un expediente de regulación de empleo para los 1.750 portuarios como ha sucedido en otras dársenas, aseguran fuentes empresariales. Los terminalistas plantean que “debe producirse un abaratamiento del precio de las manos, una mayor flexibilidad en su composición y un precio más ajustado y específico para las operaciones de transbordo”, con el objetivo de que otros puertos no puedan captarlo. Los operadores, que alertan del riesgo a medio plazo que supondría perder la conectividad y servicios regulares, creen necesario un pacto global para aminorar los precios de los servicios de remolque, del coste de estiba y una urgente mayor flexibilidad de las tasas portuarias.
En este sentido, el sindicato Coordinadora tenía previsto iniciar este año las negociaciones de un nuevo convenio colectivo en la estiba, ya que el anterior data de 1995, pero la actual coyuntura ha dejado el proyecto en el aire. Pese a ello, la postura empresarial es clara. Se necesitan “elevar los niveles de productividad y rebajar los costes salariales para competir en transbordo” con otros puertos, ya que a diferencia del import-export, en el que los costes de estiba están cubiertos en el flete por el THC (Terminal Handling Charge), “en la operativa de transbordo el coste es asumido por la naviera que busca el precio más barato”, obviando incluso la posición estratégica del puerto.
En este contexto, en la línea de optimizar el escenario de productividad, las estibadoras del puerto de Valencia (Marvalsa, TCV, MSC, Contenemar, Temagra, TMS, VTE y Acciona), junto con Sevasa-APIE, que invirtieron cerca de dos millones de euros en 2008 en programas de formación, presentaron el pasado 12 de junio una campaña de prevención de riesgos laborales en la estiba de la mano de Asociación Naviera y Autoridad Portuaria.