La crisis del mar Rojo está inyectando negocio extra a los puertos españoles por la vía de la captación de flujos de tránsito internacional.
La crisis del mar Rojo, fruto de los desvíos de servicios Asia-Europa del canal de Suez al sur de África a través del cabo de Buena Esperanza, está inyectando negocio extra a los puertos españoles por la vía de la captación de flujos de tránsito internacional.
No está siendo fácil. El tránsito ha reanimado unos tráficos que se habían deteriorado en los dos últimos años. Hay que recordar que el techo de tráfico de tránsito en España se alcanzó en 2021, con 9,4 millones de TEUs, y desde ese récord, la bajada, mes tras mes, ha sido constante. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que España no ha añadido nueva capacidad instalada de espacio en los puertos de Algeciras, Las Palmas, Valencia, Barcelona o Málaga, lo que deja un margen de crecimiento que no superaría los dos millones de TEUs en el conjunto de estos puertos, y, con ello, asistiríamos a un escenario de costes de congestión.
Al inicio del segundo cuatrimestre, mientras las zonas de fondeo de Barcelona, Algeciras y Valencia se llenaban de buques a la espera de poder ser operados, se palpa en el día a día del muelle la alegría entre los estibadores por el desvío de tráficos de las grandes navieras internacionales, MSC, Maersk, CMA CGM, Hapag-Lloyd o Cosco, que incrementan el número de contenedores tratados, y, con ello, los jornales y los salarios. Sobresale el crecimiento en número de contenedores operados en enclaves como Barcelona y Valencia, que en el caso del Mediterráneo, están siendo los “elegidos” para que las compañías pueden reequilibrar sus servicios y redistribuir a otros enclaves del Mare Nostrum.
En este escenario, la red portuaria española sumó un crecimiento del 18 por ciento en los tránsitos hasta abril, logrando atrapar medio millón de TEUs, permitiendo abrir un ciclo positivo, aunque sea “por causas coyunturales”, como advierte Puertos del Estado.
Esta bonanza debería hacer plantear a la administración la necesidad de reanimar la economía portuaria con una disminución de la fiscalidad de los muelles y reactivar proyectos de infraestructuras en puertos como Algeciras, cuyo plan director de infraestructuras sigue pendiente de ser aprobado. El puerto del Estrecho es clave para que España se asegure ser plataforma logística entre continentes.