Los operadores logísticos, el ‘express’ y la carretera resisten en un 2023 complicado, pero no logran compensar el desplome de las ventas de los transitarios y la caída del sector marítimo-portuario, según el avance de los Libros Blancos de Transporte XXI.
Los indicadores clave para medir el pulso al transporte, como el PIB, los tráficos terrestres, portuarios y los flujos de comercio exterior, ya anticipaban un 2023 complicado. Ahora, el primer avance de los Libros Blancos de Transporte XXI, con datos recopilados del 78 por ciento de las empresas de la muestra y el 81 por ciento de los ingresos de 2022, confirma las vicisitudes del ejercicio analizado.
Tras el espectacular crecimiento del 18 por ciento en 2022, la proyección realizada por este periódico apunta a un descenso global de las ventas del 3 por ciento en 2023. El transporte por carretera, la industria express y los operadores logísticos resisten, pero el sector transitario y el marítimo-portuario sufren las mayores caídas. Entre las principales causas: la desaceleración económica, las tensiones geopolíticas y, sobre todo, la vuelta de los fletes marítimos a niveles previos a la pandemia.
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“La incertidumbre es un factor estructural en nuestra actividad y los profesionales del sector son clave en la gestión de estos entornos volátiles”, señaló Francisco Aranda, presidente de UNO, que definió la situación actual como una “permacrisis”, un periodo de inestabilidad permanente con crisis superpuestas.
A pesar de la caída anual prevista, el sector sigue mostrando su fortaleza. Las ventas agregadas del transporte y la logística en España superan los 66.200 millones de euros, un 29 por ciento por encima de los registros previos a la crisis sanitaria global.
Sobre ruedas
El informe confirma un hecho conocido: el transporte por carretera sigue moviendo los hilos. Con una cuota del 41 por ciento, mantiene su hegemonía y apunta a un ligero crecimiento.
“No es una mala noticia, especialmente en un contexto de incertidumbre laboral, fiscal, energética y digital”, indicó Ramón Valdivia, vicepresidente ejecutivo de Astic. Valdivia recordó que la estabilización de la demanda tras los ajustes pospandemia y el control de la inflación contribuyeron a frenar la escalada de costes experimentada un año antes.
El portavoz de Astic también subrayó la tendencia a la concentración empresarial. “Las operaciones de integración favorecen a las grandes flotas en detrimento de los pequeños operadores, consolidando una facturación contenida gracias a las economías de escala”. En cuanto al cierre del pasado ejercicio, aún sin datos oficiales, anticipa una dinámica similar, condicionada por la evolución del comercio, la industria y las exportaciones, especialmente hacia Alemania y Francia, principales socios de España. “Habrá que ver si el sector logra, al menos, mantener sus estrechos márgenes ante las subidas de costes operativos o si sigue presionado por la competencia y la fragmentación de la demanda”, advirtió el vicepresidente ejecutivo de Astic.
El transitario, el más castigado
Tras crecimientos del 21 por ciento en 2022 y casi del 47 por ciento en 2021, las ventas del sector transitario apuntan a una caída del 19 por ciento en 2023. La explicación: la caída de los fletes, que fue superior al 30 por ciento, llegando al 70 por ciento en ciertas rutas spot, como reconoció el presidente de Feteia, Enric Ticó. “En los ejercicios anteriores ocurrió exactamente lo contrario”, explicó. Según explicó Ticó, la cifra de negocio de los transitarios suele incluir la canalización de pagos a proveedores de servicio, por lo que “es necesario analizar los detalles del sector”. En este sentido, reconoció haber percibido “una caída de la actividad y estrechamiento de márgenes, debido, en buena medida, a un exceso de capacidad y descenso de la demanda”.
En cuanto a las previsiones de 2025, no se mostró optimista: “A los eventos geopolíticos, se une la posibilidad de una guerra comercial materializada en la imposición de aranceles”. Además, agregó, “no parece que vaya a tener lugar una aceleración de la economía”.
El sector marítimo-portuario también ha sufrido en 2023 el impacto de la caída de los fletes y la disminución del tráfico portuario (-3 por ciento). Las empresas del sector -navieras, consignatarias, terminalistas, remolcadores y amarradores- apuntan a una caída del 2 por ciento en las ventas.
“El ejercicio 2023 ha supuesto un ligero retroceso en los tráficos de mercancías a través de los puertos, con caídas en el contenedor y una incertidumbre y expectativas poco favorables”, advirtió el secretario general de la patronal Anesco, José Luis Romero. A pesar de ello, Romero reconoció que el tráfico portuario mejoró en 2024, tanto en las toneladas movidas como la carga en contenedor, impulsada por el tránsito.
“Esta mejora en el movimiento de contenedores se ha debido fundamentalmente a cuestiones geopolíticas, como la crisis del mar Rojo y el consecuente desvío en algunas rutas marítimas procedentes de Asia, provocando un aumento de los movimientos en algunos puertos españoles”, explicó el portavoz de Anesco. Esto ha hecho, añadió, que “los efectos esperados de las nuevas normativas medioambientales, como el nuevo régimen de comercio de derechos de emisión (ETS), estén aún por llegar”. En su opinión, “estos datos evidencian la volatilidad del transporte marítimo y sus efectos en los movimientos del sistema portuario español que siguen, y seguirán, acusando las tensiones internacionales”. Por ello, “la evolución de la situación geopolítica y la previsible guerra comercial por la imposición de aranceles hace difícil presagiar los resultados para el ejercicio 2025”, apostilló. “A ello habrá que sumar los mencionados efectos que se esperan de la entrada en vigor del ETS”, concluyó.
El comercio online no tiene techo
Por el contrario, los operadores logísticos y la industria express han mantenido el impulso, beneficiándose del auge del ecommerce. “El año comenzó con incertidumbre debido a la inflación y la subida de los tipos de interés, pero el consumo ha sostenido cifras positivas para el sector”, afirmó Francisco Aranda.
Tomando como termómetro el comercio electrónico y las entregas a particulares, el presidente de UNO recordó que las empresas gestionaron un 6,8 por ciento más de envíos que en 2022.
Así las cosas, el sector logístico apunta a un crecimiento del 3 por ciento en 2023, acumulando un alza del 41 por ciento desde 2019. En el caso del segmento express, el aumento estimado es del 11 por ciento.
En cuanto a 2024, “otro año marcado por grandes desafíos para la logística y el transporte”, Aranda recalcó que conflictos como la guerra en Ucrania, la crisis del mar Rojo, la huelga de agricultores y las congestiones portuarias volvieron a tensionar las cadenas de suministro globales. En el ámbito regulatorio, el presidente de UNO puso el acento en el desbloqueo del uso de duotrailers en toda España y el impulso definitivo de las 44 toneladas. En cualquier caso, añadió, “seguimos reclamando un mayor apoyo por parte de los gobiernos para afrontar desafíos clave como la descarbonización racional, la modernización de infraestructuras, el impulso de la multimodalidad, la reforma del modelo paraduanero, la capacitación y retención del talento logístico, o la creación de un marco laboral más flexible y menos costoso que favorezca el crecimiento empresarial”.
Mirando hacia el futuro, Aranda advirtió sobre posibles impactos derivados de la política comercial de Estados Unidos. “Las medidas arancelarias de Trump podrían afectar a sectores clave como el agroalimentario, la maquinaria, la química y la automoción, alterando las exportaciones y ampliando el déficit comercial”. A esto se suman las tensiones geopolíticas en Oriente Medio y la guerra en Ucrania, que podrían afectar nuevamente las cadenas de suministro y los precios energéticos. No obstante, aseguró que “la logística ha demostrado una enorme capacidad para sortear disrupciones gracias al uso de la tecnología”. Además, Aranda puso en valor el trabajo de los profesionales del sector, “replanificando las cadenas de suministro, explorando rutas alternativas, anticipándose a la demanda mediante tecnologías predictivas y garantizando el stock en los centros de distribución como parte de las estrategias just in case”.
Los últimos de la fila
Mientras tanto, el ferrocarril, gran apuesta del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, sigue sin despegar. Con una cuota del 1,7 por ciento, las empresas del sector apuntan a un descenso del 2 por ciento en 2023. Cierra la clasificación el transporte aéreo, con un 1,3 por ciento de cuota y una caída prevista del 1 por ciento en sus ingresos.
En resumen, el sector del transporte ha demostrado resiliencia en un contexto incierto. Sin embargo, 2024 y 2025, ejercicio que acaba de dar sus primeros pasos, presentan nuevos desafíos. La presión regulatoria, la transformación digital, la transición energética y la inestabilidad geopolítica marcarán la agenda. La evolución del comercio internacional y la industria determinará la demanda de transporte, en un escenario donde la adaptabilidad será clave para la competitividad de este sector estratégico.
Más información en la última edición en papel de Transporte XXI.