Las exportaciones, una de las pocas alegrías de los últimos tiempos, siguen tirando de la economía española, que, tal y como ocurrió en 2010, se estancó en el tercer trimestre. Detrás de esta trayectoria se encuentra una aceleración en la caída de la demanda nacional. En cambio, el sector exterior se mantuvo como principal soporte, que tuvo su reflejo en las cuentas del transporte de mercancías, que retomó el pasado año la senda del crecimiento tras el ‘annus horribilis’ de 2009, que cerró con una caída de las ventas superior al 14 por ciento. Según un primer avance de la encuesta anual de TRANSPORTE XXI, el sector creció, contra todo pronóstico, el 5,7 por ciento. Unos datos que sorprenden gratamente, ya que el PIB español se contrajo el 0,1 por ciento en 2010.
Todos los modos crecieron, pero los mayores incrementos tuvieron lugar en el transporte frigorífico por carretera, marítimo y transitarios, íntimamente ligados al comercio exterior. Los datos no son para tirar cohetes, ya que aún están lejos de los registros de 2008, cuando estalló la crisis, pero sí permiten ver un poco de luz. Habrá que esperar algunos meses para conocer la cifra global de facturación del sector, y más aún para ver si la tendencia alcista se mantiene. De momento, las previsiones son optimistas. Las exportaciones crecieron un 5 por ciento en volumen de carga hasta agosto y el transporte marítimo y la carga aérea también aumentaron sus registros. De hecho, las empresas consultadas avanzaron que 2011 se está desarrollando igual que 2010 e, incluso, en la mayoría de los casos esperan crecer dos dígitos. Por fin, buenas noticias para el sector, aunque el tiempo lo dirá.
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