El plan de ordenación del transporte terrestre en el puerto de Barcelona ha provocado más camiones, lo que agrava las esperas en los accesos para operar en la instalación
El plan de ordenación del transporte terrestre, que aplica el puerto de Barcelona desde el 1 de enero, ha decepcionado a sus protagonistas, los transportistas. Y es que siguen las colas en los accesos a las terminales: hay más camiones y los problemas en los procesos telemáticos tampoco ayudan a agilizar la operativa.
El plan de ordenación del transporte terrestre en el puerto de Barcelona, conocido como Proatrans, no ha cumplido las expectativas de sus principales protagonistas, los transportistas, diez meses después de que se empezara a aplicar. Y es que el Proatrans no ha servido, hasta la fecha, para agilizar la operativa portuaria y aligerar los accesos de los camiones a las terminales. Más bien, todo lo contrario. Hay más vehículos pesados en el recinto portuario y, por lo tanto, más colas. Y éstas originaron un nuevo paro de 24 horas de los autónomos el 2 de octubre, el tercero desde que entró en vigor el Proatrans.
La culpa de que haya más camiones es de los propios transportistas, según reconocen ellos mismos. La entrada en vigor, el 1 de enero, del Proatrans obliga a las empresas que quieren sumarse al mismo a contar con la correspondiente autorización emitida por el puerto. “Hay empresas que han inscrito más camiones de los que tenían trabajando normalmente”, asegura Vicente Ortiz, presidente de la patronal ALTC.
“Hay más vehículos, pero en el mismo espacio”, añade Vicente Espinar, presidente de la asociación de autónomos Transcont. Y es que el meollo está en la falta de espacio, reconoce la propia autoridad portuaria. “Se están poniendo medios para evitar las colas, pero el espacio es el que es, y la actividad no deja de crecer”, señala Eduard Rodés, responsable de Desarrollo de Negocio del puerto. La autoridad portuaria se vio obligada a decretar el 9 de abril una moratoria en la concesión de más autorizaciones hasta el 1 de enero.
Otros quebraderos de cabeza de empresas y autónomos, y que tampoco ayudan a agilizar la operativa, son los problemas que están dando los carnés de identificación de los conductores y los tele-tag que llevan a bordo los camiones para acceder a las terminales de contenedores. El 50 por ciento fallan, según han asegurado fuentes de TCB. “Por ahora, no somos capaces de ver las ventajas del Proatrans.
No cumple nuestras expectativas”, aunque “habrá que darle un voto de confianza”, puntualiza Ortiz. “Si va como hasta ahora, suspenso total”, califica Espinar.
Un sector más competitivo, aunque chirríe
El objetivo del Proatrans cuando se alumbró era claro: garantizar la libre competencia y tener empresas más fuertes y transportistas más profesionales. En el puerto, ahora, “cualquiera puede trabajar. Si el transportista no está en el Proatrans, obtiene una autorización temporal”, señala Rodés. De hecho, el puerto emite diariamente entre 70 y 80 permisos temporales. Las agresiones a transportistas para evitar que trabajaran en el puerto pertenecen al pasado por la acción de la justicia (la causa abierta contra la ex junta directiva de Transcont) más que por el Proatrans, aunque son dos procesos que han ido en paralelo. El Proatrans ha logrado llevar a las aulas a 1.264 asalariados y 967 autónomos, y que 103 empresas de transporte implanten nuevas tecnologías, así como incentivar la concentración empresarial. Todo un mérito del Proatrans, aunque su implantación provoque chirríos, para un sector que se caracteriza por la atomización y el déficit formativo.