El sector del transporte por carretera se parece cada vez más a la película “Atrapado en el tiempo”, en la que el actor Bill Murray interpretaba a un hombre del tiempo que se veía obligado a vivir una y otra vez una festividad conocida como el Día de la Marmota. Soportaba todos los días una misma jornada, escuchando las mismas historias. En el transporte ocurre algo similar.
Cambian los actores -cuestión generacional-, y los camiones son más modernos, pero, da igual el tiempo que pase, los problemas y las reivindicaciones de las principales patronales son siempre las mismas. Es una sensación de ‘déjà vu’ perpetuo. Sube el precio del petróleo y asoma la crisis del sector, debido, principalmente, a su incapacidad para repercutir el aumento de los costes a los cargadores. Fenadismer amenaza con un paro, que no logrará activar por la falta de apoyos. El resto de organizaciones apuestan por el diálogo. Pasan los días y la gran patronal CETM convoca un paro, que sí se lleva a efecto.
La Administración, bajo la presión de un conflicto, intensifica las negociaciones y cierra una batería de medidas, que son ‘pan para hoy y hambre para mañana’. Y así una vez sí y otra también. A Bill Murray le quedó el consuelo de aprender a tocar el piano . ¿Aprenderán los dirigentes de algunas organizaciones a interpretar otra canción que no sea la del paro? Esperemos que sí. Por lo menos, ya se han dado algunos cambios que merece la pena destacar.
Por un lado, la ministra del ramo, con la lección aprendida, se presentó de inmediato ante el sector, arropada por altos cargos de otros ministerios para dejar claro que el transporte es prioritario. Y CETM se ha comprometido ahora a mostrar la “mayor firmeza posible” en el planteamiento de las demandas del sector, con un “lenguaje claro y enérgico”, y se ha desmarcado de cualquier iniciativa de paro, lo que ya es un paso. ¿Lograrán los transportistas escapar de este bucle en el tiempo o hablaremos siempre de lo mismo?
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