Hablar bien de la política del Gobierno en materia ferroviaria es, a todas luces, misión imposible. No aciertan ni una. El caso que ahora nos ocupa es la alta velocidad Barcelona-frontera francesa. La privada TP Ferro ha cumplido el calendario y el próximo 17 de febrero entregará a los Gobiernos de España y Francia el tramo internacional Figueres-Perpiñán.
Esta actuación incluye el flamante túnel de El Pertús, que durante bastante tiempo será el lujoso hogar -1.096,7 millones de euros ha costado todo el tramo internacional- de telarañas y roedores, pero lo que son trenes, ni uno.
El primero asomará la cabeza, con suerte, a principios de 2011, y eso siempre que no se encalle más el plan alternativo puesto en marcha por el Ministerio de Fomento para sortear el enésimo retraso de la entrada en servicio del AVE entre Barcelona y Figueres.
Un plan alternativo -añadir un tercer carril de ancho mixto a la línea convencional y construir enlaces con la de ancho internacional donde ésta ya existe hasta conectar con el tramo internacional- que tenía que estar listo en 2009 y que, a poco que se descuide Fomento, lo que no sería muy raro, estará pocos meses antes que el original, previsto para 2012.
Retrasos en la alta velocidad y en el plan alternativo que no van salir gratis al ministerio de Magdalena Álvarez. Hasta 120 millones de euros puede llegar a pagar en indemnizaciones a la concesionaria TP Ferro siempre que la demora no supere los dos años. Y a todo esto, cuando finalmente puedan llegar los trenes de mercancías porque hay vías al tramo internacional, ¿pasarán?
Los de carga peligrosa no pueden y a los que transportan mercancía muy pesada posiblemente no les dejen, auguran los expertos, porque generarían obras de mantenimiento de las vías muy costosas. Los que circulen habrán de pasar por caja y abonar 550 euros. Pero, esta es harina de otro costal, ahora de lo que se trata es que las vías lleguen.
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