Revolera  | 

Erre que erre

Parece que con norma o sin ella, la cuestión es seguir cobrando, como lleva más de tres años haciendo Guipúzcoa

Puede que usted, sufrido lector, recuerde a Paco Martínez Soria intentando cobrar el dinero que le robaron durante un
atraco en su banco en la película ‘Erre que erre’ (1970). De ideas fijas era Don Rodrigo, su personaje.

A la vista de los acontecimientos, parecería un candidato perfecto para dirigir las Infraestructuras Viarias de la Diputación de Guipúzcoa; empeñados siguen en cobrar peaje a los camiones que cada día pasan bajo sus “pórticos” a pesar de los cuatro reveses judiciales que ha sufrido en los más altos tribunales. En el más reciente, el Tribunal Supremo desestimó el recurso de casación presentado por la Diputación contra el último fallo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que considera nula la norma por la que se instauró dicho peaje.

Parece que con norma o sin ella, la cuestión es seguir cobrando, como lleva más de tres años haciendo. Erre que erre, se han embolsado ya más de 15 millones de euros a costa de los transportistas.

Si Don Rodrigo se tira toda la película bramando “quiero mi dinero”, la Diputación Foral hace lo mismo con el mantra “queremos seguir cobrando”. Y para conseguirlo ya están tramitando a contra reloj una maniobra legal exprés que les dará margen hasta aprobar una nueva “pirueta” en forma de norma foral, la tercera en menos de cuatro años.

Que algunos responsables públicos hagan caso omiso de las resoluciones judiciales, es una de las más letales cargas de profundidad contra el necesario respeto que debemos todos los ciudadanos a las bases del Estado de Derecho y da alas a los que, igualmente cegados por el brillo del vil metal, están ya, en la vecina Navarra, alambicando su propia norma para extraer aún más fondos de los bolsillos de los transportistas.

En Astic ya llevamos tiempo animando a nuestras empresas a exigir la devolución de los peajes que se les han cobrado aplicando una normativa que es nula de pleno derecho.

Nuestros servidores públicos, tras cuatro sentencias en su contra, deberían devolver de oficio los montantes sin poner más trabas. Pero dejemos los sueños para las obras del maestro Borges, porque nos basta recordar la lamentable actuación de dichos “servidores” en el caso del céntimo sanitario.

Ramón Valdivia

rvaldivia@astic.net