La digitalización, la sostenibilidad y el ferrocarril, principales desafíos del sector para convertir el país en un ‘hub’ de referencia internacional, según un estudio elaborado por la patronal UNO, en colaboración con ZLC.
España tiene un “gran potencial” para convertirse en hub logístico de referencia internacional. No en vano, es el quinto país europeo donde la logística tiene un mayor peso en el PIB, casi un 7 por ciento, solo por detrás de Bélgica, Países Bajos, Polonia y Alemania. Además, es el que más ha crecido desde 2010 en el Índice del Desempeño Logístico (7,57 por ciento), pasando del puesto 26 al 13 en el mundo. Sin embargo, para allanar el camino hacia la meta fijada, es esencial afrontar desafíos como la digitalización, la sostenibilidad y la falta de infraestructuras adecuadas en algunas regiones, con el foco en el ferrocarril, la ‘kriptonita’ del sector logístico español.
Es la principal conclusión del ‘I Informe de la Competitividad Logística de España’, al que ha tenido acceso en exclusiva Transporte XXI. El estudio, elaborado por la patronal UNO, en colaboración con el centro de investigación mundial Zaragoza Logistics Center (ZLC), pone negro sobre blanco la dimensión del sector logístico, al tiempo que recoge las palancas a desarrollar para mejorar su desempeño, lo que “se traducirá en inversiones productivas y más actividad económica”.
Así lo ha puesto de manifiesto el presidente de UNO, Francisco Aranda, tras apuntar que el objetivo del documento, patrocinado por la compañía inmologística Goodman, es valorar la competitividad del sector logístico español en dos niveles, regional e internacional. Todo ello, a través del análisis de indicadores como el impacto en el PIB, el empleo en el sector, el precio del suelo, el número total de empresas y nodos logísticos, la presión fiscal o el transporte de mercancías en todos sus modos, entre otros.
“El sector logístico se presenta como un motor clave para el desarrollo económico y la competitividad de nuestro país, en un contexto en el que es crucial que empresas, administraciones públicas y resto de actores implicados colaboren de manera efectiva para abordar la consecución real de estos desafíos”, subraya Aranda. Por ello, añade, “no podemos dejar escapar la oportunidad de convertir este sector esencial en uno de nuestros principales pilares económicos y en un potente catalizador de bienestar”.
En la misma línea se pronuncia el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que destaca, en el prólogo del informe, que “saber más sobre la situación de la logística en nuestro país es lo mismo que conocer con mayor profundidad la salud de nuestra industria y nuestras potencialidades como economía”.
Análisis por regiones
La primera parte del informe analiza la importancia del sector logístico español en sus 17 comunidades autónomas (más Ceuta y Melilla). El primer gran titular es que Madrid, Cataluña y Andalucía son las tres regiones más competitivas a nivel logístico.
Al frente de la clasificación se sitúa la Comunidad de Madrid, que concentra más del 56 por ciento de las ventas de los operadores logísticos en España, según el Libro Blanco que elabora Transporte XXI.
La región madrileña, como recoge el estudio, cuenta con un “importante tejido productivo, que sirve como palanca de atracción para otras compañías, una buena tasa de actividad, unas infraestructuras muy competitivas, una posición geoestratégica magnífica y una política fiscal muy favorable para la inversión productiva”. Por el contrario, el precio del suelo constituye el mayor hándicap de la región en materia logística, donde las tarifas pueden llegar a superar los 350 euros/m2.
A continuación, se sitúa Cataluña, también con “un tejido productivo fuerte y un importante puerto, Barcelona, que la sitúa como eje principal del Corredor Mediterráneo”. Por el contrario, el estudio señala dos grandes desventajas: la falta de suelo y su coste, con precios de hasta 700 euros/m2; así como la presión fiscal sobre las empresas.
El podio lo completa Andalucía, que “juega un papel muy relevante dentro del sector, por su conexión con puertos y su proximidad a África”. Esta región “goza de una gran red de carreteras y de infraestructuras marítimas importantes”, como el puerto de Algeciras, primero de España y el más eficiente de Europa, según el Banco Mundial. Además, cuenta con una gran densidad de población y un gran número de empresas, lo cual sirve como palanca de atracción hacia el sector logístico. Por el lado negativo, el informe señala que “carece de capacidad para el transporte aéreo de mercancías, y ha mantenido históricamente una elevada presión fiscal sobre las empresas”.
Tras estas tres autonomías, le siguen en el ranking de competitividad, País Vasco y Castilla-La Mancha, que completan el ‘Top 5’. “Todas las regiones, cada una con sus particularidades socioeconómicas, poseen la capacidad de exprimir sus fortalezas logísticas para atraer empresas e inversión hacia sus territorios, generar dinamización económica y mejorar la competitividad y el empleo local, lo que contribuirá a posicionar España como un referente en el ámbito de la distribución y la logística a nivel internacional”, explica el presidente de UNO.
España saca músculo
La segunda parte del informe profundiza en el análisis de la competitividad logística de España respecto a Alemania, Bélgica, Países Bajos, Reino Unido, Francia, Italia y Polonia, competidores logísticos directos por sus características geográficas, sociales y económicas.
Entre las ventajas competitivas, España destaca por el crecimiento del impacto del sector en el PIB nacional, así como por la disponibilidad y el precio del suelo destinado a instalaciones logísticas, como resultado de la escasez de oferta en las zonas más cotizadas de los principales países europeos. Este aspecto, remarca el informe, “es clave”, pues “una escasez de suelo limita la capacidad de crecimiento de un país, debido a que este sector es intensivo en metros cuadrados”.
El informe revela igualmente que, en comparación con el resto de países analizados, España se encuentra en situación de pleno empleo en el sector logístico, es decir, registra una mayor oferta que demanda. “Una oportunidad para redirigir a la población desempleada hacia un ámbito laboral orientado a la logística si se aplican planes de formación especializados”, señala el estudio.
Al mismo tiempo, España es, junto a Italia y Reino Unido, uno de los países con más capacidad para el transporte marítimo. El tráfico se concentra principalmente en Algeciras, Valencia y Barcelona, importantes centros de tránsito y distribución de mercancías para Europa y otros continentes. “El fenómeno del nearshoring, con el que cada vez se tiende a acortar más las cadenas de suministro, posiciona a nuestro país en una situación privilegiada para afianzar conexiones con países cercanos, debido a sus kilómetros de costa y a su posición geoestratégica”, añade el informe. Por último, la situación energética también constituye una ventaja respecto a los vecinos europeos. En concreto, el precio de la luz en España es un 61 por ciento menor que el promedio de los territorios analizados; y el precio medio de la gasolina un 4 por ciento inferior a la media.
Áreas de mejora y plan de acción
No todo son fortalezas y oportunidades. El estudio no se olvida de poner deberes para seguir impulsando la competitividad del sector, con especial atención en el ferrocarril, uno de los puntos débiles de España, con una cuota que apenas alcanza el 4 por ciento. Entre las actuaciones de mejora, el informe reclama “una firme apuesta por la implantación de los criterios de interoperabilidad comunitarios, para seguir la tendencia europea de aumentar la operatividad de este medio de transporte; así como impulsar un paso central de los Pirineos, para no depender exclusivamente de los dos pasos fronterizos que existen en la actualidad”.
El informe también pone el foco en el sistema impositivo, determinante para la inversión empresarial, donde “España registra una debilidad competitiva respecto a la media europea”. A juicio de Francisco Aranda, “un replanteamiento de la política fiscal podría aumentar significativamente la inversión logística”.
La carga aérea también está en el debe. Pese a que los aeropuertos de Madrid y Zaragoza crecen anualmente en transporte de mercancías, España está muy lejos de los aeropuertos líderes europeos, lo que queda reflejado en el indicador de competitividad aduanera, “donde nuestro país se sitúa a la cola del ranking”. Para acercarse en carga aérea a sus competidores, “España debería mejorar la infraestructura aeroportuaria, especialmente en aquellos aeropuertos con mayor tráfico de carga; simplificar y agilizar los procedimientos paraduaneros y los tiempos de inspección; y promover más el comercio internacional y la atracción de empresas, lo que aumentaría indirectamente la demanda de servicios de transporte aéreo de mercancías”, concluye el estudio.
Más información en la próxima edición en papel de Transporte XXI.