Las inversiones que el sector del transporte y la logística hispano-francés considera “imprescindibles e ineludibles” en infraestructuras transfronterizas para superar el actual colapso de los tráficos de mercancías entre ambos países brillan por su ausencia.
Así quedó reflejado en el II Foro Empresarial España- Francia sobre Infraestructuras de Transporte, celebrado en Madrid, que puso el acento en la necesidad de permeabilizar los Pirineos con el desarrollo, por ejemplo, de una travesía central. Un viejo proyecto que suena desde 1994, pero del que, 16 años después, todavía no se ha decidido ni siquiera su itinerario. La situación es alarmante.
Los pasos fronterizos de Irún y Portbou, principales ejes de entrada y salida de mercancías, están saturados por el incesante peregrinar de camiones y no dan ya más de sí. Es preciso buscar alternativas y qué mejor que dar un empujón, serio y decidido, a la intermodalidad. La tarea no es baladí. El ferrocarril no ha hecho más que perder cuota de mercado en los últimos años en España y es prioritario resolver cuanto antes el asunto del ancho de vía, así como definir una red europea de corredores de tráfico de mercancías.
En el marítimo, tampoco pintan mejor las cosas y se debería incentivar a los transportistas con medidas de apoyo como el ecobono italiano, que también funciona en el País Vasco, para potenciar las autopistas del mar.
Pero, para todo ello, es vital la voluntad política de los gobiernos. Y, de momento, parece que los Pirineos quedan muy lejos de París… Es hora de no perder más el tiempo hablando y pasar a la acción.