Frente al discurso oficial de que no es una prioridad, Fomento se confiesa a la CEOE y reconoce que la nueva tasa es la única alternativa para seguir financiando la red viaria.
La implantación de la Euroviñeta en España no tiene vuelta atrás por mucho que el ministro de Fomento esté lanzando mensajes tranquilizadores al sector, asegurando que no es una prioridad. El discurso interno del Gobierno es el contrario. Ahora se arrepiente de no haber impulsado esta tasa durante el semestre que ocupó la presidencia de la UE
El Gobierno de Rodríguez Zapatero está haciendo un doble juego en la implantación de la Euroviñeta, el impuesto impulsado desde Bruselas que tendrán que pagar los transportistas por carretera para sufragar los costes que generan por el uso de la infraestructura. De cara a la galería, el discurso del Ejecutivo pasa por calmar los ánimos de los transportistas, que ya han advertido que no están dispuestos a asumir nuevas tasas en la actual coyuntura de crisis. En este sentido, en el Fórum Europa del pasado 9 de septiembre, el ministro de Fomento, José Blanco, aseguró que el Gobierno “no se plantea establecer en un futuro inmediato una tasa a los transportistas por el uso de las carreteras”. Es más, aunque la implantación de esta nueva tasa ya no tiene vuelta de hoja, como lo demuestra el debate abierto en el seno de la UE, Blanco descartó su puesta en marcha a lo largo de esta legislatura, pues “no es algo que esté en nuestra agenda” y porque “su implantación tardaría un mínimo de dos años”.
Sin embargo, de puertas para adentro, el discurso del Gobierno y de Fomento es otro muy distinto, tal como quedó patente en la reunión mantenida el pasado 27 de julio entre la secretaria de Estado de Transportes, Concepción Gutiérrez del Castillo, y el Consejo de Transportes de la CEOE, que preside Lorenzo Chacón. Según la nota interna que sobre esta reunión redactó la CEOE, a la que ha tenido acceso TRANSPORTE XXI, Gutiérrez del Castillo señalo que el Gobierno se “arrepiente ahora de no haber liderado el tema de la Euroviñeta durante la presidencia española de la Unión Europea (en el primer semestre de 2010), pues en este momento España tiene que ir a remolque”. La secretaria de Estado vino a reconocer ante la CEOE que el compromiso alcanzado con el sector para no tratar este tema durante la presidencia española de la UE no fue acertado.
Sobre todo porque, indica la nota, “el único tema que Bélgica (que ostenta la presidencia de la UE en este segundo semestre) ha presentado como prioridad, es el de la Euroviñeta”. Sin presupuesto para carreteras Además del debate europeo, Gutiérrez del Castillo también analizó la la Euroviñeta desde un punto de vista estrictamente nacional, partiendo de varias premisas que, a pesar del rechazo del sector, hacen poco o nada cuestionable su implantación. Los imponderables que la representante de Fomento puso encima de la mesa fueron que “el presupuesto destinado a las carreteras será el que más va a sufrir el actual recorte del gasto público, una reducción que tendrá un carácter tendencial, puesto que los Presupuestos Generales del Estado no van a tener capacidad para la mejora y el mantenimiento óptimo de la red viaria”, a lo que sumó que “la financiación europea a través de Fondos Estructurales y Fondos de Cohesión ya no tiene cabida”.
Es decir, las fuentes habituales de financiación de la red viaria española, que supera la media europea, han reducido considerablemente su caudal y la Euroviñeta se presenta como la única alternativa. Partiendo de estos condicionantes, la secretaria de Estado señaló que “debe abrirse un debate sobre cómo hay que financiar la mejora y el mantenimiento de la red de carreteras de España”, partiendo de la base que “tanto en el transporte aéreo como en el marítimo son los usuarios quienes corren con los gastos de mantenimiento de los aeropuertos y los puertos”, reproduce la nota de la CEOE.
También puso de manifiesto que “no hay una posición unánime y clara al respecto”, motivo por el que “se va a crear una Comisión parlamentaria que analice el tema para alcanzar el mayor acuerdo posible”. No todo fueron mensajes negativos para el Consejo de Transportes de la CEOE por parte de la representante de Fomento. “Dudo que la posición del Gobierno respecto de la Euroviñeta sea que la financiación vaya a recaer exclusivamente sobre el transporte de mercancías. No comparto que esta cuestión recaiga en un sector concreto. Las carreteras las usamos todos”, concluyó Gutiérrez del Castillo sobre el espinoso asunto de la Euroviñeta.
El sector debería adaptarse a los tiempos y dejar atrás las amenazas
Nada nuevo bajo el sol. Los transportistas, salvo honrosas excepciones, continúan sin emprender el camino de la modernización para avanzar hacia un nuevo modelo empresarial, más acorde con elmercado y los nuevos tiempos. Con un lenguaje de otra época, más propio del ‘statu quo’ de hace 30 años, el sector mantiene el puñetazo en la mesa como recurso manido para sacar adelante sus reivindicaciones ante la Administración. El último ejemplo es la ‘Euroviñeta’, tasa por el uso de las infraestructuras que ya se está aplicando en otros países de la Unión Europea. Cuando el Ministerio de Fomento, que dirige José Blanco, aún no ha iniciado el debate con el sector, éste ya se ha puesto en pie de guerra y amenaza con la enésima convocatoria de un paro nacional como medida de presión. “Cuidadín, cuidadín, que aquí estamos nosotros los transportistas y podemos para el país…”.
El propio presidente de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM),MarcosMontero, que ya lideró un cierre patronal en octubre de 2005 ante la escalada del precio del gasóleo, aseguró que “no estamos dispuestos a que los camioneros tengan que asumir este pago -euroviñeta-, aunque ello suponga tomar medidas radicales”. Montero añadió que esta nueva tasa “sería la puntilla para un sector en situación agónica” y que si se opta por aplicar este gravamen para “recaudar y resolver un problema económico”, los transportistas llevarían a cabo un “paro forzoso pormás que nos pudiera pesar”.
En la misma línea, Ovidio de la Roza, presidente del Comité Nacional del Transporte por Carretera y de la organización Conetrans, buque insignia de la CETM, advirtió que el sector responderá con una “contestación contundente” si el Ejecutivo mantiene su intención de implantar la euroviñeta. Igualmente, la organización Fenadismer, que preside Julio Villaescusa, junto a su homóloga de Portugal, ANTP, ha acordado establecer un frente común con la patronal lusa para la convocatoria de movilizaciones como rechazo ante la pretensión de los Gobiernos español y portugués de establecer dicho impuesto. Es más de lo mismo. Discursos aburridos y vacíos de contenido que no llevan a ningún sitio.
El no, porque no, no tiene cabida en estos tiempos. Los transportistas deberían dejar las amenazas a un lado y preparar informes, estudios y análisis que avalen sus argumentos para que la Administración escuche la ‘voz’ del sector y no lamisma cantinela de siempre. Sirva como ejemplo la posición de la patronal Astic, que preside Pere Padrosa, que también se opone “enérgicamente” a la aplicación de la Euroviñeta, pero que lejos de hablar de huelgas deja sobre lamesa una serie de reflexiones para el debate, fruto del estudio sobre “La reducción de los costes externos en el transporte terrestre de mercancías”, presentado el 9 de marzo en Madrid por la Fundación Francisco Corell.
Entre las conclusiones destacan el esfuerzo del sector para reducir sus costes externos, las discrepancias en la estimación de externalidades del transporte pormodos y la necesidad de que la Unión Europea incorpore en sus valoraciones elementos de distinción entre países y circunstancias geográficas. El debate está servido. La euroviñeta no tiene marcha atrás. De hecho, el asunto se ha incluido ya en la agenda del próximo Consejo de Transportes de la UE del 15 de octubre y se espera alcanzar un acuerdo político en el Consejo del 2 de diciembre. Es hora de afrontar los problemas con positividad y dejar atrás el recurso del llanto y el pataleo. Claro que esto sería un síntoma de modernidad, algo de lo que, hoy por hoy, adolece el sector de la carretera.