La togada, criticada por sus colegas, salva por ahora a ABS con un tratado sin firmar por su país que no protege a la clasificadora.
España recurrirá la decisión adoptada por un juzgado de Nueva York en el caso “Prestige”, que ha rechazado la demanda presentada contra ABS, la clasificadora del petrolero. La resolución está cargada de polémica, ya que la jueza que instruye el caso se inhibe valiéndose de un convenio internacional que no ha firmado EE.UU. y que no protege a las clasificadoras
España y ABS se han llevado una inmensa sorpresa, aunque de signo muy contrario, con la decisión adoptada por el Juzgado de Nueva York en el caso “Prestige”. La jueza Laura Taylor Swain, que instruye la demanda de España contra la sociedad clasificadora del petrolero, ha rechazado la misma argumentando que no tiene jurisdicción. Esta decisión no entraba ni siquiera en el horizonte más optimista soñado por la clasificadora. No obstante, España ya ha anunciado que recurrirá la resolución ante la misma jueza y si este recurso no prospera ante un tribunal superior. Como se recordará, España interpuso en Nueva York una demanda por valor de 600 millones de euros contra ABS, a quien acusa de actuar con excesiva negligencia en las inspecciones realizadas al “Prestige” en China y Dubai antes del accidente de noviembre de 2002, cuando se partió por la mitad y se hundió a 135 millas de la costa gallega, derramando 67.000 toneladas de fuel.
Sin embargo, la jueza ha dicho que se inhibe y para ello hace una interpretación “estrambótica”, en opinión de los expertos, del ‘Convenio Internacional sobre responsabilidad civil por daños debidos a la contaminación por hidrocarburos (CLC)’. Conviene hacer un alto aquí para ver qué dice el convenio y la lectura que ha hecho la jueza. Este convenio obliga a plantear las reclamaciones por casos como el “Prestige” ante los tribunales de los países firmantes del mismo que han sufrido u ocasionado los daños, pero deja fuera del mismo a las sociedades de clasificación, ya que son empresas ajenas e independientes del armador, naviero o fletador del buque. Es decir, en puridad, la decisión de España de demandar a ABS en EE.UU, donde reside la sociedad, es correcta. ¿Pero qué ha entendido la jueza? Taylor viene a decir que ABS depende del armador, por lo que la clasificadora queda bajo el paraguas del CLC y España no puede demandarla en EE.UU., sino en España o en Bahamas, donde estaba abanderado el “Prestige”.
Este convenio limita a una cantidad económica la indemnización que reciben los países que han sufrido daños. Así, según la interpretación de la jueza, como el CLC es de aplicación a ABS, quedaría cerrada la puerta para que España reciba de la clasificadora la indemnización millonaria reclamada. Lo más sorprendente de esta pirueta jurídica es que EE.UU no ha suscrito este convenio. Es decir, la jueza se sirve de una norma que no le obliga para inhibirse y excusar a ABS. Por el contrario, deja de lado otras sentencias dictadas por tribunales de su país en casos similares al “Prestige” que sí avalan la estrategia de España, todo esto en EE.UU. donde la jurisprudencia es fuente de derecho.
Por ejemplo, el accidente del “Amocco Cádiz”, ocurrido en el Mar del Norte en 1978, caso en el que Francia demandó en un juzgado de Chicago no al armador del buque abanderado en Liberia, sino a la propietaria de las acciones de este último, la petrolera Standar Oil, que tenía su sede en Illinois, para evitar así la limitación de responsabilidad y el CLC. Entonces, el tribunal admitió la demanda y dio la razón a los demandantes.
Pero en el caso de la jueza Laura Taylor parece llover sobre mojado. El “Prestige”, que se encontraba bien encauzado para los intereses españoles cuatro años después de presentarse la demanda, no es el único que ha recibido una interpretación tan polémica por parte de la jueza norteamericana. Según la publicación “TradeWinds”, aunque en una causa internacional alejada de la legislación marítima, la petrolera canadiense Norex Petroleum está buscando la recusación de Taylor, después de cinco años de instrucción y decisiones muy similares a la adoptada en el “Prestige”. Esta misma publicación se hace eco de que la jueza no tiene muy buena prensa entre muchos de sus colegas. Por último, ABS y la Asociación Internacional de Sociedades de Clasificación han aplaudido la decisión de Taylor, calificándola de “hecho histórico”.