Empresarios y operadores del sector exigen al Gobierno español actuar con “mayor contundencia” para “cerrar esta crisis”, que está pasando una “gruesa factura” a la actividad portuaria melillense.
El cierre de la Aduana comercial entre Marruecos y Melilla, tras la decisión unilateral adoptada por el Gobierno de Rabat, cumple su primer aniversario, mientras el Ejecutivo de Pedro Sánchez continúa sin dar señales de vida. “La situación es crítica”, coinciden en señalar empresarios de la Ciudad Autónoma consultados por TRANSPORTE XXI.
Las últimas estadísticas del puerto, que reflejan la fuerte caída del comercio transfronterizo, son demoledoras. El tráfico ro-ro ha descendido un 17 por ciento durante los ocho primeros meses de este año, frente al mismo período de hace tres años, y los contenedores lo-lo se han desplomado más de un 70 por ciento. La comparativa con respecto al ejercicio anterior también “es para salir corriendo”, destacan las mismas fuentes. El movimiento de contenedores en el primer semestre de 2019 registró otro recorte del 16,4 por ciento, con un acumulado anual de 9.562 TEUs.
El representante de una empresa transitaria y agencia de aduanas confiesa a este periódico que “estamos ante un problema muy grave”, tras recordar que en 2016 la rada movía más de 250 contenedores de importación a la semana, frente a los poco más de 70 actualmente.
“Las empresas que no dependen del sector público ni tienen otros ingresos que las ventas de mercancías y los servicios anexos al transporte están al límite de su capacidad de supervivencia”, advierte a este medio otro interlocutor del sector.
Es más, el bloqueo del paso de las mercancías documentadas por parte de Marruecos está llevando a algunos operadores a embarcar en Melilla carga con destino a los puertos de Almería o Málaga para poder entrar en el mercado marroquí vía Nador, con el consiguiente sobrecoste del transporte. “No hay otra alternativa para dar salida a los productos”, señalan desde el sector.
Igual de contundente se mostró José Luis Martínez Lázaro, miembro de la Plataforma de Empresarios de Melilla y presidente de ASEGEP, la patronal de empresas estibadoras. “O el Ministerio de Asuntos Exteriores plantea ya una queja diplomática a Marruecos por su decisión de impedir las importaciones a través de la aduana terrestre con Melilla o este problema no tiene posibilidad de arreglarse”.
Martínez tampoco pasó por alto la reordenación del tráfico fronterizo en la Ciudad Autónoma, puesta en marcha a mediados de 2017, “sin consultar antes a los operadores”, que está pasando una “gruesa factura” a la actividad del puerto de Melilla. “Nos encontramos con la ‘tormenta perfecta’: Marruecos aprieta y nosotros mismos nos ponemos las manos en el cuello hasta conseguir la asfixia económica de Melilla”, añadió Martínez.
En la misma línea, Anesco insiste en la necesidad de poner en marcha un plan de actuación coordinado entre los Ministerios con competencias para solucionar la problemática melillense. De hecho, la patronal ha urgido al Gobierno a que adopte medidas desde el principio de esta crisis en 2017, sin que haya obtenido aún una respuesta.
Anesco recuerda que “el desvío persistente de los tráficos comerciales desde Melilla a los puertos marroquíes está acarreando una pérdida relevante de actividad empresarial en toda la cadena logística, con impacto en las empresas prestadoras de servicios portuarios, transitarios y transportistas, y en la pérdida de puestos de trabajo”.
El Consejo General de Agentes de Aduanas, que preside Antonio Llovet, también ha dado la voz de alarma. A través de Twitter, reclamó a la Administración una “solución a este grave problema”, tras asegurar que “esta situación insostenible lleva a la ruina al sector aduanero”.
Como ya publicó este periódico, entre las medidas apuntadas por empresarios y operadores del sector para impulsar la actividad comercial del puerto melillense destaca la renovación del acuerdo de buena vecindad con Marruecos. El objetivo: “lograr que la frontera funcione y sea una puerta de oportunidades al desarrollo en ambas direcciones”. Una iniciativa que no parece que llegará a tener un gran recorrido. Y es que, como ya avanzó este medio, el director general de la Administración de Aduanas e Impuestos Indirectos de Marruecos, Nabil Lajdar, dio a entender hace unos meses que el cierre de la Aduana comercial de Beni Enzar era irreversible. El propio Gobierno marroquí señaló en su momento que la medida respondía, entre otros factores, a la necesidad de potenciar el puerto de Nador. De hecho, ya está en construcción el gran proyecto de ampliación de la dársena marroquí : Nador West Med, a unos 30 kilómetros al oeste de Nador.
Los mismos operadores también reclaman “una racionalización de las decisiones administrativas españolas”, lo que permitiría resolver el 90 por ciento del comercio que ahora se está perdiendo, tras volver a recordar que “el cierre de la aduana al tráfico comercial solo fue la gota que colmó el vaso”.