El Ejecutivo de Zapatero parece decidido a no soliviantar los ánimos de los transportistas y ha votado en contra de la reforma de la Euroviñeta para no romper los acuerdos de junio de 2008 suscritos con el sector, que amenazaba con “medidas de presión” para impedir la implantación de esta tasa, que ya se aplica en varios países europeos.
Aunque de puertas para adentro España se arrepiente de no haber impulsado esta iniciativa durante la presidencia de turno de la UE -en el primer semestre de 2010-, Fomento ha optado finalmente por no dar su apoyo al acuerdo del Consejo de Transportes, que ha sacado adelante esta norma, que afecta sólo a los camiones de más de 3,5 toneladas.
Este negociado confesó recientemente ante la CEOE que este impuesto por el uso de las infraestructuras es la única alternativa para seguir financiando la red viaria. Sin embargo, el discurso oficial es bien distinto.
El propio ministro José Blanco asegura que “la norma penaliza negativamente a los países periféricos” y se compromete a no aplicar ninguna tasa en la presente legislatura. Lo cierto es que esta norma, cuya tramitación se inició en 2008, no tiene vuelta atrás. Si hay luz verde del Parlamento Europeo, la nueva tasa podría entrar en vigor desde 2012.
Eso sí, no obliga a los Estados miembros. Pero… ¿quién se quedará atrás y no aprovechará esta fuente de ingresos?… ¿Acaso España?… En la actualidad, países como Alemania, Suiza, Austria y República Checa ya cobran a los transportistas un impuesto por el uso de infraestructuras.
Portugal acaba de hacer su estreno, aunque de forma caótica en su forma de pago. Sin ir más lejos, Guipúzcoa será pionera en España en aplicar la ‘Euroviñeta’, tras anunciar su puesta en marcha a partir del 1 de enero de 2012, en paralelo con su entrada en vigor en Francia. Vamos, que no hay escapatoria.
Los transportistas deben empezar a mentalizarse de que tendrán que pagar por utilizar las carreteras, sí o sí.
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