Más de 160.000 camiones serán revisados y se demorará la entrega de algunos modelos.
Cuando la demanda de camiones pesados había empezado a tirar con fuerza en Norteamérica, las economías de escala muestran su lado negativo, forzando, incluso, a demorar las entregas de algunos modelos por diversas piezas defectuosas. Y es que los vehículos, aunque sean de distintas marcas, usan componentes comunes.
Los fabricantes estadounidenses de camiones están teniendo que afrontar en las últimas semanas una serie de llamadas a revisión de ciertos de sus modelos, algunas de las cuales tienen dimensiones importantes. Es la cara negra de las economías de escala y la reducción de costes. Los vehículos, aunque sean de distintas marcas, usan componentes comunes y cuando alguno de éstos falla, el problema se extiende como un reguero de pólvora.
El asunto que hoy nos ocupa, comenzó cuando Paccar, el grupo propietario de las marcas Peterbilt, Kenworth y de la holandesa DAF Trucks, requirió a los usuarios de 21 modelos de las dos primeras de las marcas mencionadas, pertenecientes a las series W900 y T de Kenworth y a las series 300 y 587 de Peterbilt, para que se pasaran por los servicios oficiales debido a que una válvula del sistema neumático de frenos fabricada por Bendix había empezado a dar problemas por una aparente pérdida intermitente de aire.
Las válvulas defectuosas se habían fabricado entre el 2 de diciembre de 2011 y el 18 de enero de 2012. Bendix recomendó a los propietarios de camiones de las marcas Kenworth, Peterbilt, International y Volvo que revisaran sus vehículos para ver si usaban la problemática válvula, la ATR-6. Según se ha sabido, cuando fallaba, los frenos se podían quedar bloqueados, calentándose hasta el punto de arder.
En total, Bendix ha estimado que podrían ser de 50.000 a 60.000 los camiones afectados por el problema, para los que el proveedor estaba preparando un “kit” de emergencia que entregaría a sus talleres oficiales para resolver el asunto momentáneamente y que los vehículos pudieran seguir trabajando hasta que se encontrase una solución definitiva.
Daniel Ustian, presidente ejecutivo de Navistar International, no quiso entrar en detalles sobre la magnitud del problema en sus camiones, limitándose a declarar en una reunión de analistas financieros que el problema de la válvula de Bendix podría originar cierto retraso en las entregas de camiones, lo que repercutiría en los resultados financieros del primer trimestre del año fiscal de este fabricante, agravando las pérdidas previstas.
Las marcas Freightliner, Western Star y Sterling, pertenecientes al grupo alemán Daimler Trucks, no se vieron afectadas por la válvula de freno Bendix, pero poco tiempo después han tenido que llamar a revisión a más de 103.000 camiones por otra posibilidad de fallo detectada en el sistema de alimentación de los motores Detroit Diesel que usan sus vehículos.