Cataluña ya tiene su “hoja de ruta” en materia de infraestructuras hasta 2020, el bautizado como Pacto Nacional de Infraestructuras que la Generalitat ha firmado con instituciones locales y económicas. Consiste en un conjunto de 130 medidas con una inversión pública, del Gobierno autonómico y del central, de 100.000 millones de euros, hasta 2020. Sin embargo, el Pacto de Infraestructuras nace con un considerable lastre al no rubricarlo ni la principal patronal catalana, Fomento del Trabajo, ni los partidos de la oposición.
Y Fomento del Trabajo, al igual que el principal partido de la oposición CiU, no lo han firmado porque el documento no concreta cómo será el trazado del cuarto cinturón o la autovía orbital B-40, es decir, si una vía de alta capacidad para dar continuidad a la futura Autovía del Mediterráneo, esquivando el paso por la congestionada corona metropolitana de Barcelona, como defiende la patronal, o una ronda con capacidad limitada para el tráfico local.
Las cámaras de comercio y la otra patronal Pimec firmaron el acuerdo. Eso sí, Pimec ya ha advertido que su ‘sí’ está condicionado a que el cuarto cinturón sea una vía rápida y no una carretera de rotondas. La indefinición del trazado del cuarto cinturón en el documento responde a la diferencia de criterios en el seno del Gobierno tripartito. El Plan de Infraestructuras incide en potenciar el ferrocarril para carga y pasajeros frente a la carretera.
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