Las garantías pueden ser un pequeño balón de oxígeno para los armadores nacionales.
”Ahora, con la crisis, es cuando cobran sentido los avales públicos para la renovación de la flota”. Así lo aseguró el director general de la Marina Mercante, Felipe Martínez, en la entrega de los Premios de Periodismo de la Asociación de Navieros Españoles (Anave), celebrada el pasado 17 de febrero en Madrid
Las palabras del representante de Fomento cobran aún más valor porque el citado mecanismo de garantías públicas, vigente desde hace casi una década y con un presupuesto anual de 40 millones, no ha sido de ninguna utilidad para los armadores españoles. De hecho, las navieras no han conseguido ningún aval del Estado para modernizar la flota debido a las duras condiciones exigidas por el Gobierno para acceder a los mismos. La reglamentación para la concesión de las garantías fue flexibilizada en 2008, aunque el Gobierno mantuvo una de las condiciones más criticadas por los armadores, como es que “podrá exigir a la empresa solicitante (…) la constitución de primera hipoteca del buque a favor de la Administración en régimen de ‘pari passu’ (en iguales condiciones) y garantías adicionales”.
También exige que “el buque esté abanderado en España durante toda la vigencia del aval”, lo que viene a endurecer el esquema anterior, que establecía un periodo mínimo de cinco años. La intervención del representante de Fomento puede ser una buena noticia para el sector si, en la práctica y ante la ausencia de financiación para nuevas inversiones, significa que el Gobierno se mostrará más flexible a la hora de solicitar una primera hipoteca del buque para la concesión de la garantía. Estos avales pueden ser un pequeño balón de oxígeno para las navieras españolas, que tienen comprometida una inversión de más de 2.000 millones de euros en 22 buques en el período 2008-11, todo ello en un momento en el que los bancos han cerrado el grifo al sector del transporte por considerarlo uno de los de mayor riesgo.
Juan Riva, presidente de Anave, también abundó en este punto. “Según el Fondo Monetario Internacional, el impacto de esta crisis ha sido mucho más fuerte sobre el comercio internacional (que se redujo casi en un 45% en el último trimestre de 2008), que sobre la producción industrial, que ha caído alrededor de un 14%. Se trata de un verdadero colapso, que ha conducido al amarre a un número creciente de buques. Los analistas coinciden en que esta paralización del comercio se ha debido no tanto a una reducción de la demanda real de materias primas y productos manufacturados por parte de la industria y los consumidores, sino en mayor medida al bloqueo del mecanismo del crédito a las operaciones de comercio internacional, debido a la falta de confianza entre las instituciones financieras.”
Como consecuencia, “se ha producido una auténtica caída a plomo de los fletes marítimos en los mercados internacionales”, muy especialmente en el caso de los graneles sólidos, cuyo índice Baltic Dry Index, que estaba en un máximo histórico de 10.800 puntos en mayo de 2008, cayó en diciembre a niveles de 700 (-93%). Los fletes de petroleros y portacontenedores se han mantenido relativamente más estables, habiendo recortado sin embargo sus niveles del orden de un 40%. El presidente de Anave se mostró optimista sobre una recuperación relativa de los fletes, tan pronto se desbloquee el crédito internacional. “No obstante”, matizó, “las carteras de pedidos de buques nuevos para entregar los próximos 3 o 4 años, tanto de petroleros, como de graneleros y portacontenedores, están en niveles muy altos, lo que hará crecer la oferta de transporte y los fletes se mantendrán, probablemente, en niveles relativamente bajos bastante tiempo.”