Aunque con los dos carriles por sentido dibujados, el vial, que dará servicio al tráfico de mercancías de largo recorrido, tendrá problemas de congestión en el año 2030.
El Ministerio de Fomento ha despejado la incógnita: la autovía orbital de Barcelona será una alternativa para el tráfico de carga de largo recorrido. Tendrá dos carriles de circulación por sentido, según el estudio informativo que Fomento ha sometido a exposición pública. Pero, la vía tendrá problemas de congestión con dos carriles
La autovía orbital de Barcelona (B- 40) será una alternativa para el tráfico de mercancías de largo recorrido y el que se dirige al puerto de Barcelona, que ahora discurre por el congestionado eje AP-7/B-30, entre Papiol y Mollet, de acuerdo con el dibujo realizado por el Ministerio de Fomento y no una ronda para tráfico interno, como reclamaban diversos grupos ecologistas y partidos políticos catalanes.
Y en este último caso se habría convertido en un cuello de botella del Corredor del Mediterráneo viario de Algeciras a la frontera. De la autovía orbital quedaba por definir el tramo entre Terrassa y Granollers, de 34,7 kilómetros de longitud, y de ello dependía si la B-40 estaba dada a ser una alternativa para el tráfico de largo recorrido o se convertía en un cuello de botella. La incógnita ya se ha despejado: será una autovía con dos carriles de circulación por sentido, de acuerdo con el estudio informativo de este vial que ha presentado el Ministerio de Fomento y cuya exposición pública acabó el pasado octubre.
Con este trazado, se da continuidad a los dos tramos de la B-40 ya hechos, los primeros siete kilómetros que entraron en funcionamiento el pasado junio, y a un tercero de 6,1 kilómetros, en obras, que han sido también diseñados como una autovía. La B-40 absorberá entre el 20 y el 30 por ciento del tráfico de largo recorrido que actualmente transita por la B-30 y la autopista de peaje AP-7. Circularán unos 8.000 vehículos pesados al día.
Tanto las organizaciones empresariales como de transportistas aplauden la opción de la autovía en lugar de una ronda para tráfico local. No obstante, desde la Cámara de Comercio de Barcelona se alerta que los dos carriles diseñados por sentido son insuficientes. “El propio estudio informativo señala que la autovía orbital podría estar colapsada en 2030 con lo que tendría que tener tres carriles por sentido o, como mínimo, que se reserve espacio para una futura ampliación, lo que el estudio informativo no contempla”, aseguraron fuentes de la organización empresarial.
Los dos primeros tramos inaugurados y en ejecución tienen tres carriles por sentido o dos con reserva de terreno para futuras ampliaciones. Además, para la Cámara de Comercio de Barcelona, la autovía orbital debe tener continuidad hasta Maçanet de la Selva (Gerona) al ser una vía “estrechamente ligada al Corredor del Mediterráneo”, tramo no contemplado por Fomento. Se configuraría así una autovía continua de Algeciras a la frontera con Francia, que enlazaría con la A-7 (N-340 desdoblada) y la A-2 (N-II desdoblada) como alternativa a la de peaje AP-7.
Veinte años de tramitaciones para siete kilómetros
La Cámara de Comercio de Barcelona pide la continuación de la autovía orbital de Barcelona hasta Maçanet de la Selva (Gerona), un tramo no contemplado por el Ministerio de Fomento. Actuación, sin duda, necesaria, pero suena a quimera teniendo en cuenta que lo sí programado, la vía de 52 kilómetros de extensión, estaba proyectada hace más de 20 años. Y solo hace escasosmeses se pusieron en servicio los primeros siete kilómetros.
Los otros 6,1 kilómetros que están en ejecución tenían que entrar en funcionamiento en 2011, pero se aplazan hasta 2015 por el recorte presupuestario de Fomento. En cuanto al tramo más conflictivo que acaba de pasar por información pública, todavía le queda un largo recorrido antes del primer movimiento de tierras: se han de incorporar o rechazar las alegaciones presentadas y recibir la preceptiva Declaración de Impacto Ambiental previamente a redactar el proyecto constructivo.
Fomento no es el único culpable del retraso de la obra, que necesita el visto bueno de las autoridades autonómicas para su ejecución. También ha colaborado la disensión en el seno del Tripartito catalán: el PSC defiende una vía como continuación del Corredor del Mediterráneo, mientras que sus otros dos socios, ERC e ICV, se han puesto al frente de las manifestaciones ciudadanas contrarias a este diseño.
La Cámara de Comercio calculó en 2009 que las demoras que hasta entonces había sufrido la autovía han tenido un coste de 1.000 millones de euros. Si en el año 1996 se hubiera construido, tal y como se comprometió Fomento, el flujo de costes y beneficios generados anualmente por esta infraestructura habría dado un balance positivo de 1.000 millones de euros acumulados. Cifra que seguro que crecerá teniendo en cuenta que todavía queda recorrido para que la vía sea una realidad.