Sería conveniente abordar ya un cambio radical de la normativa y práctica del REBECA
Acabamos de estrenar 2024 y, como en todo nuevo año, conviene analizar dónde estamos. Hemos comentado reiteradamente que la dimensión de la marina mercante española, tanto en flota de pabellón o registro (REBECA) como en flota controlada o real, no se corresponde ni de lejos con nuestra economía ni con el papel que ocupa el sistema portuario nacional en un ranking de la UE y mundial. Los datos recientemente publicados por Anave (Tribuna Profesional del Boletín de enero de 2024) sobre los principales armadores de diferentes tipos de buques mercantes en el mundo confirman lo anterior, pues lamentablemente no hay ningún armador español en el ‘Top 10’ de ningún ranking por tipo de buques (tanque, graneleros, portacontenedores, metaneros, car carriers y cruceros). Nos tememos que, si se analizara el ‘Top 20’ e incluso un ‘Top’ superior, la conclusión sería probablemente la misma, al menos en la mayoría de los rankings comentados.
Aparte del dominio de algunos países armadores tradicionales (Grecia, Noruega, Dinamarca, Alemania, etc.) en los buques portacontenedores, tanque y metaneros, de la fuerza de los EEUU en los cruceros y de Japón y Noruega en los car carriers, destaca la consolidación de China como líder mundial global y la pujanza de las llamadas nuevas economías (Corea del Sur, Singapur, Taiwán, etc.). Sería conveniente abordar ya un cambio radical de la normativa y práctica del REBECA que ha ido perdiendo competitividad los últimos 10 años de forma que se consolida su decrecimiento pese a que sube levemente la flota controlada española.
Jesús Barbadillo
jesus.barbadillo@garrigues.com