Coordinadora y la patronal firman un nuevo convenio colectivo que recoge la ampliación de la plantilla y garantiza la continuidad del centro portuario de empleo.
Coordinadora y las empresas estibadoras del puerto de Tarragona firmaron, el pasado viernes, el nuevo convenio colectivo de Estarraco Centro Portuario de Empleo (CPE), que estará en vigor hasta el 31 de diciembre de 2029. El acuerdo llega después de un año de conflicto con la operativa a ralentí que ha afectado, sobre todo, al tráfico agroalimentario en la dársena catalana, la principal puerta de entrada de estos flujos del Mediterráneo occidental.
El acuerdo prevé la incorporación en breve de 19 estibadores y la entrada de 21 trabajadores más una vez completen la formación que siguen actualmente. Ambas partes se han comprometido en “buscar las acciones necesarias para que la formación y homologación del grupo de 21 personas finalice en el menor tiempo posible”, señala un comunicado de la Autoridad Portuaria de Tarragona, que ha actuado como mediadora.
Esta ampliación, en dos fases, supondrá el aumento en un 34 por ciento de la plantilla actual de Estarraco, unos 130 estibadores. Además, la Asociación de Empresas Estibadoras y Coordinadora han acordado “la asignación de un número fijo de estibadores por empresa estibadora, lo que permitirá una mayor garantía de servicio a los clientes”. También han acordado otros cambios en la forma de organización del trabajo, que “van a redundar en esta mejora del servicio”.
Coordinadora, único sindicado en el comité de empresa de Estarraco, destaca que “en poco más de 12 meses, se ha pasado de una propuesta de disolución y liquidación del CPE a consolidar el modelo con el consiguiente aumento de la plantilla”.
Estarraco anunció públicamente la disolución del centro portuario de empleo en septiembre del año pasado, medida que paralizó en enero. Cinco patronales agroliamentarias urgieron recientemente a resolver el conflicto antes de la llegada de las nuevas cosechas en agosto, importaciones más necesarias que en otras campañas al haberse reducido en un 50 por ciento la producción nacional de cereales por la sequía.