Fracasado un primer intento con Navistar, la compañía estuvo cerca de lograrlo con Isuzu, pero la japonesa renunció finalmente.
Pocos días después de suspender pagos, General Motors (GM) ha anunciado que la fábrica en que se venían produciendo los camiones Chevy Kodiak y GMC Truck Topkick de tonelaje medio va a ser finalmente cerrada y que esas instalaciones serán transformadas en un nuevo laboratorio para el desarrollo de baterías eléctricas
Los restos de lo que en un tiempo fue una de las marcas de camiones más populares en EEUU, GMC Truck, pasarán a mejor vida a finales de julio, ya que General Motors (GM) ha decidido despedir a los 398 trabajadores que aún tenían empleo en las viejas instalaciones de Flint y levantar sobre éstas un laboratorio para el desarrollo de baterías eléctricas, elemento que parece clave en un mercado futuro en que vehículos eléctricos e híbridos representen un porcentaje importante de las ventas de turismos de la nueva GM, la que salga de la suspensión de pagos a que se ha visto forzada por la administración de Obama para evitar la desaparición completa de lo que otrora fuera el gigante mundial de la automoción.
GMC Truck fabricó 22.000 camiones en Flint durante 2008 y vendió unos 20.000, cifra muy inferior a los 30.000 vehículos vendidos en 2007, año en que se desencadenó en Estados Unidos la crisis de las hipotecas basura. Fritz Henderson, nombrado presidente ejecutivo de GM a la dimisión de su predecesor Rick Wagoneer, que fue forzado a abandonar el timón de la compañía por la propia administración Obama, reconoció que esa rama de actividad de GM llevaba muchos años perdiendo dinero. En realidad, sólo se va a prescindir de una parte de las instalaciones de Flint, ya que la que se dedica a la construcción de SUV y oros vehículos 4X4 para GM seguirá en funcionamiento. Gracias a ello, sólo se recortarán esos 400 empleos, ya que la totalidad de Flint da trabajo a más de 2.100 operarios.
Hace un par de años, se supo que GM había empezado a negociar con Navistar, el fabricante de los camiones International, una posible adquisición por ésta de lo que quedaba de GMC Truck e incluso se llegó a anunciar un principio de acuerdo a finales de ese año. Sin embargo, hace aproximadamente un año, el acuerdo se rompió pues GM tenía compromisos de mantenimiento del empleo en Flint con los sindicatos y Navistar quería trasladar la fábrica a otras dependencias suyas en el estado de Illinois. Eso y que para entonces la crisis ya había hecho estragos y Navistar quería negociar una cifra más baja por la transacción dió al traste con el acuerdo.
El hecho de que ahora Henderson haya reconocido que GM llevaba cuatro años tratando de buscar un comprador para GMC Truck, indica que ya había habido contactos con otros fabricantes antes de llegar al fallido compromiso con Navistar. A partir de ahí, GM inició una aproximación a su antiguo socio Isuzu, para ver si el fabricante japonés de camiones quería hacerse con GMC Truck y hasta se llegó a hablar de que los nipones estaban dispuestos a adquirir al menos una parte de GMC Truck, comprometiéndose a mantener el empleo en Flint hasta 2014. Pero como decíamos, las cosas no están ahora para riegos en la industria.
La propia Isuzu es una de las primeras compañías japonesas que va a verse afectada por la suspensión de pagos de GM, ya que ésta se ha visto obligada a recortar drásticamente sus compras de motores Diesel a la nipona, que los construye en Japón y también en una sociedad conjunta con la propia GM en Ohio (Estados Unidos). Ahora, más de uno debería estar lamentando no haber querido revisar la propuesta de Navistar. De seguro que esta compañía, aun trasladando a Illinois la producción de GMC Truck, habría entregado a GM algo mejor que lo que ahora ha conseguido… nada.