El grupo italiano sigue invirtiendo en la península, donde empezó a operar en los años 80, cuando se cumplen 20 años de su primera autopista del mar de periodicidad diaria entre los puertos de Barcelona y el romano de Civitavecchia.
Hay más camiones procedentes de España con destino a Italia que llegan a bordo de un barco al país transalpino que cruzando el transitado paso terrestre de La Jonquera, según los últimos datos de SPC-Spain. Ello hubiera sido difícil de lograr, por no decir imposible, sin los servicios marítimos del Grupo Grimaldi desde los puertos de Valencia y Barcelona con Italia.
En el caso concreto del puerto de Barcelona, más del 90 por ciento del transporte marítimo de corta distancia internacional (en UTI) es entre la dársena catalana e Italia. En otras palabras, a través de las conexiones del armador italiano. Y es que hablar de autopistas del mar en el Mediterráneo es sinónimo de Grimaldi.
El grupo naviero está presente en España desde los años 80. No es hasta los 90 que empieza a operar los primeros servicios de transporte marítimo de corta distancia. Hay que esperar hasta 2004 para que sea una realidad la primera autopista del mar de periodicidad diaria en la península, la línea Barcelona-Civitavecchia.
“No existía el concepto de autopista del mar en el Mediterráneo” y fue producto de “la intuición, de la visión de futuro de Emanuele Grimaldi”, señala Mario Massarotti, consejero delegado de Grimaldi en España. La naviera no ha dejado de invertir en las últimas dos décadas tanto en buques como en terminales en los puertos de Valencia y Barcelona. Invirtiendo “en renovación de flota para ganar en capacidad” como supusieron, en su día, los gemelos ‘Cruise Roma’ y ‘Cruise Barcelona’, añade Miguel Pardo, director de Relaciones Institucionales del Grupo Grimaldi en España. Años más tarde, escogió ambos puertos españoles para el estreno de las dos primeras unidades de los buque híbridos de nueva generación, el ‘Eco Barcelona’ y el ‘Eco Valencia’.
En cuanto a terminales, tras ganar capacidad en el puerto de Valencia con un silo vertical, que inauguró hace cuatro años, proyecta invertir 16,88 millones de euros en unificar en una sola concesión Terminal Ferry de Barcelona (TFB), activo que compró a Armas-Trasmediterránea, y Grimaldi Terminal Barcelona. Esta actuación incluirá la construcción de un silo vertical con capacidad para 2.500 plazas.
El grupo italiano no ha invertido exclusivamente en terminales y buques, entró en cabotaje con Trasmed, sociedad que constituyó con los activos comprados a Armas-Trasmediterránea para operar entre la península (Valencia y Barcelona) y Baleares: “Operamos una naviera española con barcos de bandera española, siendo Trasmed una demostración de que Grimaldi se siente parte de España”, añade Mario Massarotti. España “ha sido uno de los países, de no ser el que más, donde más ha invertido Grimaldi”, excluyendo Italia.
A través de los servicios marítimos de corta distancia, “hemos metido a España en una red intermodal que cubre todo el Mediterráneo” y con Trasmed “ponemos Baleares también en medio de esa red”. Una red intermodal que permite, por ejemplo, “reducir al mínimo la carretera, realizando solo 246 kilómetros, en un transporte entre Estambul y Madrid” utilizando el barco y el tren. Ello es posible a través del servicio que puso en marcha recientemente el armador entre Ambarli (Turquía), Patras (Grecia) y Bari (Italia).
En cuanto al futuro, “seguiremos invirtiendo porque está la solidez de la compañía, con una familia tan involucrada que ha demostrado en 20 años que cumple lo que dice”. Una apuesta por seguir creciendo a pesar de que la política europea es “miope” con la implantación de medidas como la inclusión del transporte marítimo en el régimen de comercio de emisiones (ETS, en sus siglas en inglés) que “penalizan las autopistas del mar”. La otra cara de la moneda, la puesta en marcha del ‘ecobono’ en España, “una ayuda necesaria que el transportista la utiliza para seguir invirtiendo en intermodalidad y que habría de mantenerse, más teniendo en cuenta los ETS”.