La escasez de carga, la falta de conductores y la escalada de costes son “una tormenta perfecta” para que el sector atraviese un nuevo periodo de fuerte competencia interna y con dudosa rentabilidad, según alerta la patronal FVET.
“Atravesamos una tormenta perfecta”, advirtió ayer Carlos Prades, presidente de la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y la Logística (FVET), una coyuntura “donde encontrar la rentabilidad se hace un ejercicio casi imposible”. En una comparecencia ante los medios de comunicación, Prades explicó que “junto al contexto económico de escalada de costes, hay una evidente reducción de carga, lo que sitúa al sector en un escenario de prácticas agresivas para captar tráfico”.
El presidente de la FVET trasladó los resultados de una encuesta realizada por la patronal en el que cuatro de cada cinco transportistas aseguran que se producirá un descenso significativo de empresas, cierres y despidos, si se mantiene el incremento de costes y la guerra de precios por captar a clientes con tarifas bajas.
Prades indicó que del actual escenario “nos preocupa que la competencia desleal ha vuelto a adquirir protagonismo pasando de afectar al 30 por ciento de las empresas en 2022 a cerca de un 50 por ciento, una cifra similar a la de antes de la pandemia”. El empresario advirtió que “si se trabaja por debajo de los costes de las operativas, se incurre en ilegalidades para captar tráfico”.
En el ámbito autonómico, la guerra de precios tiene su principal foco de conflicto en el puerto de Valencia, explicó Prades, donde en 2022 las empresas lograron mantener la actividad, sin mayores problemas, ante la debacle del principal operador local, Grupo Salgar, cuyas sociedades quebraron, lo que “supuso el reparto de su actividad” entre el resto de empresas.
Sin embargo, el escenario de 2023 se ha endurecido y las empresas de transporte evidencian “una disminución de la importación” ante la decisión de las navieras de embarcar gran cantidad de contenedores en servicios ferroviarios, mientras que la exportación, cuyo principal origen es el azulejo de Castellón en manos de empresas transitarias, “está muy debilitada”, explica Prades.
Junto a esto, la opinión de los transportistas es que “la rentabilidad está en riesgo”, explicó Carlos García, secretario general de la FVET, indicando que “el 79 por ciento de las empresas reconocen que han descendido sus beneficios en lo que llevamos de año”, ante el descenso de las operativas y la caída de los precios.
Pese a este contexto, desde la FVET se traslada que en el segundo semestre mejorará la situación con “la recuperación de la actividad económica y la estabilidad política, además del alivio que va a suponer la prórroga de las bonificaciones al gasóleo”.
En este sentido, Juan Ortega, vicepresidente de la FVET, reclamó como “imprescindible” que se consolide la cláusula de revisión del precio de combustible “en las relaciones con nuestros clientes porque es un mecanismo que nos permite repercutir la variación del precio y aliviar la dependencia de nuestra actividad con las fluctuaciones”. Al mismo tiempo, Ortega se mostró partidario de que el sector tenga “más ayudas económicas para renovar la flota”, dado que la adquisición de camiones se ha encarecido un 30 por ciento, con 110.000 euros por unidad.
Por último, los directivos de la FVET se mostraron partidarios de profesionalizar el transporte, “porque solo así sabremos cómo hacer nuestras operativas rentables sin tener que recurrir a prácticas fraudulentas que menoscaban al sector desde hace años”. La patronal demanda mejorar el atractivo de la profesión de conductor con la adecuación de las infraestructuras, los puntos críticos de carga y descarga y la creación de aparcamientos seguros para mantener la competitividad del transporte valenciano. Según los datos del Ministerio de Transportes, en la Comunidad Valenciana hay 10.801 empresas de transporte con 50.277 conductores. Por el territorio autonómico transitaron 261 millones de toneladas en 2022.