La batalla para dar salida a sus excedentes actúa como detonante en la ‘sorprendente’ recuperación de las ventas de vehículos industriales registradas en el primer trimestre.
Ni campañas de la fruta en la huerta levantina ni exportaciones de percebes gallegos. Ya es evidente que lo que ha desencadenado desde el pasado año una recuperación sorprendente de las matriculaciones de vehículos industriales es la declaración de una guerra de precios a muerte entre fabricantes para dar salida a sus excedentes
Periodísticamente, la autocita no se considera elegante, pero lo cierto es que durante el último trimestre del año pasado y lo que va de 2011 hemos insistido desde estas páginas en que la sorprendente recuperación de la demanda española de vehículos industriales no podía responder a un aumento de la exportación de los productos hortofrutícolas de la huerta levantina ni a otras explicaciones tan insostenibles como esa que continuamente emitían los fabricantes de tales vehículos.
¡Cómo si los alemanes hubieran dejado de tomar el postre durante los años de crisis!. No es comprensible que con una economía en una situación tan lamentable como la española, se hayan disparado un 83,5 por ciento las ventas de tractoras durante el primer trimestre del presente año, ni un 54,3 por ciento las de camiones de 6 toneladas en adelante (rígidos y tractoras). Esos datos echan por tierra el axioma de que las tractoras son un fiel indicador de la actividad económica -la nuestra, en este caso- y, que sepamos, en los países serios se sigue considerando axiomática tal afirmación.
Lo que explica la marcha de las matriculaciones es que algún fabricante desencadenó en 2010 una guerra de precios a la que se sumaron progresivamente otros, aunque no todos. Ahora encontramos un significado a las misteriosas declaraciones de Ramón Valdivia, director general de Iveco España, en la presentación de los resultados comerciales de esta compañía, cuando se le pidió una explicación para el hecho de que habiendo sido líderes del segmento de tractoras en 2009, terminaran en quinta posición del ránking al final de 2010: “Nuestros competidores lo han hecho mejor y nosotros no hemos sabido leer a tiempo los mensajes de recuperación de la demanda de tales vehículos que el mercado transmitía”.
La traducción de las herméticas palabras de Valdivia sería algo como “nuestra casa madre no nos autorizó a entrar en la guerra de precios que se había desencadenado en el mercado español y estas han sido las consecuencias”. Ahora bien, está claro que ya se han dado cuenta de que la estrategia estaba equivocada y las cifras señalan que la marca italiana ha decidido entrar a saco en el mercado español para recuperar el terreno perdido. Pero no crea el lector que lo de Iveco es el no va más. Nada de eso (ver cuadro adjunto).
¿Que quién desencadenó la guerra de precios? Pues en el sector se señala a DAF y lo cierto es que las matemáticas parecen refrendar esa tesis: obsérvese que DAF, casi líder actual en tractoras, sólo ha avanzado un 25,9 por ciento en el primer trimestre de 2011 por lo que atañe a tractoras y eso delata que en el primer trimestre de 2010, la matriculación de la firma holandesa en este segmento fue ya muy alta.
Está claro que los fabricantes de vehículos industriales se quedaron con muchas unidades sin vender durante los dos años de crisis y ahora están dando salida a los mismos a precios muy bajos, lo que permite a los grandes flotistas renovar su parque en unas condiciones inmejorables. Sus camiones habían envejecido en exceso tras los dos años de dificultades. Es natural que aprovechen una oportunidad así. Con este panorama, la pregunta clave es: ¿quién será luego capaz de devolver los precios a su nivel normal?