La negociación colectiva, foco de continuos conflictos en el transporte de mercancías por carretera, ha vuelto a poner al sector en el disparadero de la opinión pública. En plena campaña de Navidad, cuando más actividad hay y, por lo tanto, más daño se hace no sólo a los consumidores, sino al propio transporte, muy tocado por la crisis, los sindicatos UGT y CCOO han convocado una huelga en Madrid, Barcelona y Zaragoza los días 21, 22 y 23 de diciembre para intentar desbloquear las negociaciones de sus convenios colectivos con la patronal, que se encuentran en vía muerta.
Todo un ejercicio de irresponsabilidad con la que está cayendo, que se suma al caos protagonizado por las mismas centrales sindicales con la fallida convocatoria anunciada una semana antes, que obligó a las empresas de transporte a contactar con sus clientes en pleno puente de la Constitución para comunicar el inicio de las movilizaciones, primero, y su aplazamiento, después. Un desaguisado que habla bien a las claras de la poca seriedad y falta de responsabilidad de los representantes de los trabajadores. Los sindicatos, por su parte, insisten en que sus planteamientos son “sensatos” y “ajustados a la realidad”, sin subidas salariales desorbitantes. Lo cierto, no obstante, es que sólo en Madrid, Barcelona y Zaragoza los salarios han crecido ocho puntos por encima de la inflación entre 2005 y 2010. Una situación insostenible, y más en plena crisis, que obliga a las empresas a subcontratar para no quedarse fuera de mercado. Y es que de nada sirve firmar imposibles si deriva en el cierre de más empresas y se destruye empleo.
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