La dirección de la compañía busca soluciones urgentes para dar ocupación a los empleados de sus tres fábricas productivas.
Iveco lideró el mercado español de vehículos industriales en 2009 con aumentos de participación en casi todos los segmentos. Sin embargo, la situación de la filial española del constructor italiano aparece más delicada que nunca por la amenaza de cierre para sus tres plantas. La empresa busca soluciones para dar ocupación a los empleados de estos centros
Ramón Valdivia, director general comercial de Iveco España, subsidiaria del constructor italiano de camiones perteneciente al grupo Fiat, reconoció en la presentación de los resultados comerciales de su compañía que el ejercicio 2009 se había mostrado sumamente complejo debido a la contracción del consumo, la escasa actividad en la construcción y, sobre todo, por las dificultades para acceder a los créditos bancarios, lo que se ha traducido en que los transportistas hayan pospuesto muchas de las inversiones previstas para renovación y ampliación de flota.
“El mercado comenzó 2009 con una evolución negativa que se mantuvo incluso en el segundo semestre, cerrándose el ejercicio con un total de 28.399 vehículos matriculados de 3,5 toneladas y más de peso con carga, lo que representa un descenso del 53 por ciento con respecto a 2008 y nos retrotrae a niveles de hace 15 años”, dijo Valdivia, que pormenorizó después los datos se-ñalando descensos del 42 por ciento en la gama ligera (de 3,5 a 6,5 toneladas), del 49,4 por ciento en la gama media (de 6,5 a 15,9 toneladas) y del 66,8 por ciento en la gama pesada (16 toneladas en adelante) para el conjunto del mercado español.
Pese a que en situaciones similares son las marcas líderes las que más se resienten en cuanto a participación, lo sorprendente es que Iveco haya aumentado incluso en un punto de porcentaje la que tenía a finales de 2008, llegando al 22,2 por ciento. Obviamente, esto sólo puede conseguirse a costa de los márgenes, algo que Valdivia y su equipo se resisten a admitir. “En 2009 fuimos líderes de todas las gamas y segmentos, matriculando un total de 6.456 unidades”, añadió Valdivia. Pero en donde las cosas se presentan más difíciles para Iveco España es en el plano industrial, con sus fábricas de Barcelona, Valladolid y Madrid sometidas a EREs sucesivos.
Sergio Marchione, consejero delegado del grupo Fiat, ya había admitido en una conferencia pronunciada en Italia a finales de diciembre último que la actividad productiva de Iveco se encontraba concentrada en las fábricas italianas en aquél momento y que no había expectativas de que la situación fuera a cambiar en breve plazo. En efecto, los 250 trabajadores de la pequeña planta que construye autobuses y autocares en Barcelona ya han recibido aviso de que Iveco sólo garantiza la continuidad de la misma en lo que resta de 2010. Por lo que se refiere a los 1.200 trabajadores que aún quedan en la fábrica vallisoletana de la compañía, donde se construye la gama Daily, los sindicatos negocian en estos momentos un nuevo ERE que se convertiría en el cuarto en sólo dos años.
Finalmente, la fábrica de Barajas, que contaba con cerca de 3.000 trabajadores a finales de 2008, apenas si tiene ahora 2.000, después de varios ERE y planes de reducción definitiva de plantilla, de los que ahora se está negociando otro más. Dedicada exclusivamente a la producción de la gama Trakker de vehículos de obras, la planta madrileña se ha resentido enormemente de la crisis de la construcción, tanto en el plano privado como en la propia ingeniería civil. Ahora, pese a que no ha podido sacar adelante el acuerdo con Suzuki para fabricar el todo terreno Massif, al fallar la demanda que para este modelo derivado del Aníbal que se fabrica en Linares, Iveco acaricia la posibilidad de llevarse el concurso del Ministerio de Defensa para suministrar 300 vehículos blindados con ruedas (VBR) que reemplazarán a los vetustos BMR construidos por Enasa-Pegaso y que aún sigue usando el ejército español. Sin embargo, ese proyecto sólo garantizaría un respiro a 250 empleados de la planta madrileña, donde se construirían los VBR.