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Iveco traslada la producción alemana de las gamas Stralis y Trakker a su planta de Madrid

Se trata de la tercera fábrica que clausura recientemente el grupo italiano, que cerró el primer trimestre de este año con un descenso del 17,8% en las ventas de vehículos.

No marchan bien las cosas para el grupo Iveco, que trasladará la producción alemana de las gamas Stralis y Trakker a su planta española de Barajas (Madrid). El presidente ejecutivo del fabricante italiano, Sergio Marchione, trata de mejorar los resultados a base de reorganizar y consolidad sus actividades productivas.

Iveco ha anunciado que cerrará las cadenas de montaje que fabricaban las gamas Stralis de carretera y Trakker de obras en la ciudad alemana de Ulm, donde pretende concentrar toda la producción europea de vehículos de extinción de incendios. La producción alemana de las gamas Stralis y Trakker se trasladará a la planta española de Barajas (Madrid), para tratar de animar un poco la actividad de estas instalaciones, sometidas a un ERE casi permanente en los últimos tiempos.

Se ha hablado de que Iveco había tomado esa decisión para aprovechar el bajo nivel de absentismo de Barajas, aunque no parece un argumento demasiado coherente, ya que la planta pasa más tiempo cerrada que funcionando. En nuestro país, fuentes próximas a Iveco España aseguran que esta marca construyó casi 12.000 unidades en 2011, frente a una capacidad de producción de 45.000, mientras que en Ulm, donde la capacidad instalada permitiría llegar a 36.000, sólo fabricó 10.000 unidades.

Un sencillo cálculo aritmético permite afirmar que, aunque por poco, estaba mejor aprovechada la planta alemana. Sin embargo, los costes laborales son más altos que los españoles y, además, la cuota de mercado en Alemania es muy reducida. Las ventas en España tampoco pasan por su mejor momento, pues las acumuladas por la marca italiana en los cinco primeros meses de 2012 muestran un descenso de más del 20 por ciento, suavizado por el 4,7 por ciento de aumento en el segmento de tractoras -avance que se debe a la comparación con niveles muy bajos de los cinco primeros meses de 2011-.

Iveco retrocedió un 37,2 por ciento en el segmento de tonelaje medio, otrora dominado de manera avasalladora por su gama Eurocargo. En rígidos de carretera y rígidos de obra, bajó un 66,3 y un 62,9 por ciento, respectivamente. Con anterioridad a la de Ulm, Iveco había cerrado sus plantas de Barcelona y Avellino (Italia), ambas pertenecientes a su división de autobuses y autocares. Además, para concentrar los vehículos de bomberos en Ulm, se estudia el cierre de cuatro fábricas de motores y sistemas para este tipo de vehículos, una en Chambery (Francia) y puede que otras dos en Alemania y una más en Austria.

De confirmarse este extremo, Iveco habría clausurado en poco tiempo media docena de factorías, cuando sus competidores sólo han tomado medidas de reducción de producción, que, desde luego, han ido acompañadas por no renovaciones de contratos temporales y algunos despidos. La división Magirus de Iveco fabrica vehículos de extinción de incendios en que si bien Magirus aporta las superestructuras, el autobastidor viene siendo mayoritariamente Mercedes, aunque el grupo intenta, siempre que puede, que sea Iveco.

Aunque las cifras que circulan son contradictorias, en Ulm podría haber unos 1.900 empleados -cifra similar a la de Barajas- de los que 1.100 estarían en la cadena de montaje y 670 dedicados a la construcción de los Stralis y Trakker. Estos últimos serían eliminados. En medios industriales se considera que uno de los problemas que afronta Iveco es que su producción estaba demasiado desperdigada, por lo que le resultaba más difícil reducir costes.

Iveco ha logrado elevar de 3,3 a 3,4 por ciento su margen comercial en el primer trimestre de 2011, pero su beneficio comercial y su ingresos netos cayeron un 10 por ciento. El número total de vehículos vendidos fue de 28.259 (-17,8 por ciento) y en Europa occidental, donde Iveco genera más de la mitad de sus ventas, el descenso fue del 26,1 por ciento, precisamente por la caída de la demanda de vehículos industriales en España e Italia.

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