El armador francés recupera el mando de la compañía tras vender 500 millones de dólares en bonos al grupo turco Yildirim.
Sólo un año después de rozar la dimisión, Jacques Saadé ha superado la presión de sus acreedores y ha salido reforzado en su puesto de presidente de CMA CGM. Para ello, el armador ha dado entrada en el capital y en el consejo de administración al grupo turco Yildirim, lo que le ha dado el empuje necesario para renegociar la deuda
¿Golpe de suerte o visión maestra del mercado? La naviera CMA CGM y el sector marítimo en general han demostrado tener grandes habilidades de supervivencia en 2010. Hace sólo un año, la compañía que dirige Jacques Saadé se echaba en los brazos del Gobierno francés para salvar sus finanzas. Hace dos semanas, el discutido presidente de la primera naviera de Francia y tercera del mundo, ha vuelto a reinar.
Reelegido como director general y presidente del consejo de administración, Saadé ha conseguido recuperar su crédito como patrón de la nave, previa renegociación de la deuda con sus acreedores. El pilar de esta renegociación se encuentra en el acuerdo firmado con el grupo turco Yildirim Group, a quien la francesa ha vendido 500 millones de dólares en bonos reembolsables. Aunque el comunicado de CMA CGM no deja claro cuál es la situación de dichos bonos, parece ser que la operación entrega a Yildirim el control del 20 por ciento de todas las acciones de CMA CGM.
Sin embargo, la familia Saadé es la gran vencedora, ya que retiene el control de la empresa. Esta inyección de capital ha dado el empuje necesario a la armadora para finalizar la renegociación de sus deudas con acreedores. Fueron precisamente estas empresas y bancos quienes reclamaron la salida de Jacques Saadé del sillón de mando de la naviera el año pasado, amenazando con tomar ellas mismas el control. Entre los aspirantes el trono estaban el grupo galo Louis Dreyfus y un fondo de pensiones de Oriente Medio, pero Saadé se resistió a ceder el timón, y finalmente venció.
Para ello, Saadé ha encontrado el apoyo de otro grupo familiar, Yildirim, y no ha dudado en ceder una plaza a Robert Yüksel Yildirim en el consejo de administración. El infortunio se convirtió en oportunidad, y un afortunado Saadé encontró en la crisis y posterior recuperación de ingresos y volúmenes transportados el terreno perfecto para acometer la reestructuración financiera que reclamaba la naviera. Saadé ha sobrevivido a sus grandes ambiciones de crecimiento, pero puede que la próxima vez no tenga tanta suerte.