Dejará su cargo en agosto de 2011 tras casi 14 años al frente del grupo, que acumuló fuertes pérdidas durante la crisis económica.
Johansson abandonará la presidencia de Volvo en agosto de 2011 tras casi 14 años al frente del grupo sueco, que acumuló fuertes pérdidas durante la crisis. Aunque no se conoce el verdadero motivo de la decisión, algunos analistas critican su gestión en la actual coyuntura y también ven fallos en el enfoque de los grandes mercados asiáticos
Leif Johansson, que durante casi 14 años ha dirigido los designios del grupos sueco Volvo, ha hecho público su intención de dimitir en agosto de 2011, justo cuando cumpla 60 años, como presidente ejecutivo del grupo y como miembro del consejo de éste. Johansson aseguró que si lo anunciaba con tanta anticipación era sólo para que dicho consejo tenga tiempo suficiente para realizar una elección tranquila y sopesada de la persona que deberá hacerse cargo de la plaza que dejará vacante.
Johansson añadió que no toma esta decisión para hacerse cargo de la presidencia de otro grupo empresarial. Louis Schweitzer, presidente corporativo del grupo sueco en representación del grupo francés Renault, que hace apenas dos meses vendió por 3.000 millones gran parte de sus acciones en Volvo buscando reducir el endeudamiento del primer grupo, reaccionó al anuncio de Johansson subrayando el inmenso trabajo que éste ha hecho durante los años que lleva al frente de Volvo.
Sin embargo, es un hecho admitido en medios especializados, que aunque en lo que va de 2010 Johansson ha logrado devolver a la rentabilidad al grupo sueco, las fuertes pérdidas acumuladas desde el tercer trimestre de 2009 hicieron bajar muchísimo la cotización de las acciones de Volvo en bolsa, con los consiguientes efectos negativos en el balance de Renault, que pese a su reciente desinversión, aún retiene el 6,8 por ciento del capital y el 17,5 por ciento de los votos de Volvo.
Aunque en estos casos ninguna de las partes confiesa los verdaderos motivos de las decisiones, cuando Schweitzer se hizo cargo de la presidencia corporativa de Volvo a primeros del presente año, todos los analistas interpretaron que se trataba de un puñetazo sobre la mesa por parte de Renault, de un “basta ya” a una gestión que funcionó muy bien cuando las cosas funcionaban bien solas, pero que no se supo prever ni se reaccionó con suficiente rapidez ante la crisis, lo que luego obligó a tomar medidas muy severas, como fue el despido de 22.000 de los empleados del grupo, para reducir en 21.000 millones de coronas suecas los costes del grupo sueco.
Uno de los frentes que podían ayudado a salir con mayor rapidez de la crisis era el asiático, dónde lo acertado de la política del grupo Volvo para los mercados clave, China e India, es bastante “dudoso”, en opinión de algunos observadores, que ven fallos en la estrategia seguida.