La alta dependencia de los sistemas digitales interconectados no encaja bien con la forzada fragmentación geográfica actual, ni con el cierre de fronteras, ni con los nuevos aranceles de moda
El Fórum Económico de Davos acaba de publicar el Global Risks Report al mismo tiempo que el Global Cybersecurity Outlook, que este mes de enero, nos han conectado de manera real con el entramado de riesgos existentes y las consecuencias que éstos conllevan.
Estos informes posicionan la desinformación como elemento clave, que a corto plazo puede causar disrupciones de alcance global, además, conectan la cadena de suministro directamente con la confrontación geopolítica y las amenazas de ciberseguridad.
La alta dependencia de los sistemas digitales interconectados no encaja bien con la forzada fragmentación geográfica actual, ni con el cierre de fronteras, ni con los nuevos aranceles de moda. Todo ello aumenta una vulnerabilidad logística que alimenta la aparición de códigos maliciosos interesados sólo en el colapso del supply chain.
Estos informes, hoy, coinciden con el anuncio de las navieras que han obtenido unas ganancias récord, especialmente impulsadas por la crisis del mar Rojo. Es como si todos estos riesgos que nos acechan, especialmente la desinformación no afecte al sector marítimo.
Ahora que las alianzas ya no están de moda, necesitan justificar & reinformar sobre su necesidad de existir: se mueven y reorganizan para dar paso a su nueva versión 2.0 donde parece ser que van a ofrecer (con nombre de horóscopo-oráculo) un servicio integrado que pretende resolver el mayor problema de la industria marítima de hoy: la poca fiabilidad de las escalas marítimas. Ahora que la desconfianza operativa más básica se fundamenta en la opacidad informativa y cuando el fraccionamiento de las cadenas globales coincide con una situación global convulsa, la transparencia -indispensable para contrarrestar todo este embrollo- no aflora ni en broma. Las navieras continúan con su empeño de gobernar el medio a su antojo, más allá de su cometido que sería transportar el producto a tiempo aportando estabilidad logística.
¿Cómo reformularlo todo? Traduciendo la incapacidad operativa en una nueva marca que se presente como un “nuevo servicio” premium con puntualidad y costes más elevados. ¡Caray con la puntualidad! Un ingrediente de compromiso con el cliente, indispensable antaño, transformado ahora en remedio de lujo. Ni Kafka, en su mejor versión habría escrito una ficción tan ejemplar y bien articulada.
Hace años, me gustaba mucho jugar a barcos. Gracias a los cuadernos de escritura con cuadrícula y con el carpesano como biombo (símbolo de opacidad) jugábamos a buscar y encontrar los barcos del adversario.
No me hubiera imaginado nunca que el muro-carpesano que dividía la mesa sería la metáfora de la opacidad operativa tan manifiesta hoy y que, más allá de ser un riesgo, sería aprovechada para desafiar la sabiduría de los clientes. Curiosamente hoy, “jugar a barquitos” ya no se llama así. La sociedad actual lo ha rebautizado y le ha puesto un nuevo nombre que me causa cierta extrañeza y desconsuelo: Hundir la Flota.
Jordi Espín
jespin@transprime.es