Con independencia del resultado del juicio contra la ex cúpula directiva de la asociación de autónomos del puerto de Barcelona, Transcont, que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Barcelona y cuya sentencia no había sido dictada al cierre de esta edición, por primera vez se ha procesado al cártel del transporte en los puertos españoles, una mafia que, mediante métodos violentos, lleva años campeando a sus anchas por las dársenas de Barcelona, Valencia o Bilbao. En Barcelona algo cambió cuando llegó a la presidencia de la Autoridad Portuaria Joaquim Coello.
El propio ex presidente de la dársena señaló en el juicio que el problema ya estaba cuando accedió al cargo y, de hecho, su antecesor, Joaquim Tosas, le puso en antecedentes. Con Coello, el puerto dejó de esconder la cabeza bajo el ala y el resultado es el juicio celebrado recientemente. Sin lugar a dudas, Coello es un claro ejemplo para otras autoridades portuarias que siguen haciendo oídos sordos a lo que pasa en los muelles.
Fue la Autoridad Portuaria, bajo la presidencia de Coello, quien levantó la liebre al denunciar a Transcont ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, lo que desató una investigación policial y lo que, finalmente, ha desembocado con la ex cúpula de Transcont sentada en el banquillo de la Audiencia. La Autoridad Portuaria no se quedó ahí, ha llegado hasta el final, con un detallado y argumentado escrito de acusación. Un juicio también ejemplarizante por la valentía de algunos socios y del presidente, fallecido recientemente, de la otra asociación de autónomos, Ametraci, la otra acusación particular, que no pasaron por el aro.