La naviera japonesa encarga tres graneleros de 92.000 toneladas para el transporte marítimo de carbón, buques eficientes que reducirán su huella ambiental.
La naviera japonesa Kawasaki Kisen Kaisha (K-Line) reforzará su negocio granelero con la puesta en servicio de tres bulk-carriers de última generación, respetuosos con el medio ambiente. Los nuevos buques, que serán construidos por el astillero Nihon Shipyard, dispondrán de una capacidad de hasta 92.000 toneladas de peso muerto dentro de la “serie Corona” de la naviera japonesa.
La principal característica de estos buques es que permiten el transporte de grandes masas de graneles con un calado máximo a plena carga de solo 14,2 metros. Los buques tendrán una eslora de 229 metros y una manga de 38 metros, con siete bodegas independientes de 19,65 metros de profundidad. Los graneleros estarán dedicados al transporte de carbón para plantas de producción de electricidad que se alimentan con este mineral en Asia.
La gran novedad en este contrato es que estos buques serán los primeros graneleros adaptados para el metanol, siguiendo así la estela marcada por navieras de línea regular de contenedores como Maersk y ONE que han apostado por este combustible para hacer frente a la descarbonización del transporte marítimo. K-Line espera que las nuevas unidades logren una mejora del 40 por ciento en la eficiencia de las emisiones de CO2 basándose en el desarrollo óptimo del barco, incluido el motor principal y la adopción de accesorios que ahorran energía y la adopción del metanol como combustible marino que tiene una baja huella ambiental.
K-Line se ha fijado el objetivo de mejorar la eficiencia de las emisiones de CO2 en un 50 por ciento y lograr emisiones netas de gases de efectos invernadero cero para 2050. Junto al desarrollo de nuevos combustibles altamente ecológicos, como el metanol, la compañía también quiere desplegar en su flota el uso de sistemas de propulsión de energía eólica.