ZF, el proveedor alemán de equipos y componentes para el automóvil no pudo evitar que sus ingresos se redujeran ligeramente en 2009, quedando en sólo 12.500 millones, un 1 por ciento menos que en 2008, pero consiguió que la tinta roja no inundara sus cuentas como está sucediendo en otros muchos de sus competidores y saldó ese ejercicio con unos beneficios de 434 millones después de impuestos, que son los segundos más altos de su historia.
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