Operadores de Barcelona temen que el desvío puntual de tráfico sea definitivo de seguir los cuellos de botella en Sanidad Vegetal.
La falta de medios en el Servicio de Sanidad Vegetal del PIF del puerto de Barcelona unido a un control más estricto de las importaciones de cítricos han formado la tormenta perfecta este verano. Se han desviado tráficos puntualmente, que los operadores temen que se conviertan en definitivos de no solucionarse el problema
La campaña de importación de cítricos ha tensado al máximo el Servicio de Sanidad Vegetal del Punto de Inspección Fronteriza (PIF) del puerto de Barcelona por falta de recursos humanos. Hasta el punto que se formó durante las dos últimas semanas de agosto tal cuello de botella, “que tenemos clientes que se han llevado los tráficos a otros puertos europeos”, señala uno de los principales operadores de productos hortofrutícolas de la instalación. La falta de medios en los Servicios de Inspección en Frontera (SIF), en general, y en Sanidad Vegetal, en particular, es un problema anunciado y denunciado en los últimos meses por los operadores y por la Autoridad Portuaria.
Y los peores pronósticos se han cumplido durante la campaña de importación de cítricos, que empieza en julio y dura hasta mediados de octubre. “El desvío de tráficos ha sido puntual, el problema es que acabe siendo definitivo de no ponerse más medios”, añade otro operador consultado. El tiempo de espera para pasar los controles por no haber suficientes inspectores se ha doblado. “Hemos tenido que posicionar contenedores en el PIF más de dos veces porque no se han inspeccionado ni a la primera ni a la segunda vez”. Y ello supone el coste del traslado y de mantener el contenedor refrigerado en el recinto, “un gasto diario de unos 250 euros”.
OTROS FACTORES
El único culpable no es el adelgazamiento de la administración pública. A la falta de medios se han sumado controles más exhaustivos a las importaciones de cítricos procedentes de Sudáfrica, lo que ha generado “la tormenta perfecta”. Unos controles que fija Bruselas, pero que España “los aplica más restrictivamente que otros países europeos”. Y ello ha provocado que Barcelona no haya sido el único puerto español en sufrir el desvío de tráficos. Las exportaciones, ahora en plena campaña de manzanas y peras de Lérida, también resultan afectadas: “Antes era prácticamente al instante, ahora se tardan uno o dos días”.
El personal que trabaja en los servicios del PIF, competencia de diversos ministerios, ha pasado de 47 a 39 profesionales, según operadores consultados. La Delegación del Gobierno argumenta que se ha reducido la atención por la aplicación del horario de verano, asegura un comunicado. “Nos consta que hay quejas y el consejo de administración de octubre abordará el problema”, señalan fuentes del puerto. La Autoridad Portuaria hizo los deberes con el nuevo edificio PIF, en el que invirtió siete millones de euros, pero de poco sirve si faltan medios humanos para que funcione a pleno rendimiento.