El tráfico con origen o destino en esta comunidad autónoma supera los 100 millones de toneladas en 2019, con un avance del 6,6%, dos puntos más que en el conjunto de España.
El transporte de mercancías por carretera en el País Vasco disparó su actividad durante el pasado año, después del pequeño bache en el camino de la recuperación que tuvo lugar en 2018.
La carga transportada por vehículos pesados con origen o destino en esta comunidad autónoma volvió a superar la barrera de los 100 millones de toneladas. Se trata del mejor registro de la serie histórica desde el año 2010, con un crecimiento del 6,6 por ciento con respecto al ejercicio anterior, dos puntos porcentuales por encima de la media nacional, según los últimos datos hechos públicos por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Una progresión estrechamente vinculada al buen comportamiento de la industria siderúrgica, un buen termómetro para pulsar el estado de salud de las empresas de transporte por carretera en el País Vasco, según apuntaron fuentes del sector consultadas por TRANSPORTE XXI. Eso sí, la cifra de 2019 se sitúa aún muy lejos de los 142 millones de toneladas del año 2007, antes del estallido de la crisis económica, el pico máximo de actividad.
El mayor crecimiento porcentual vino de la mano de los flujos internacionales, que representan el 6,7 por ciento del total. En concreto, aumentaron un 12,4 por ciento durante el pasado, hasta los 6,8 millones de toneladas, repartidos prácticamente al 50 por ciento entre importaciones (3,1 millones de toneladas) y exportaciones (3,8 millones de toneladas).
Por su parte, los desplazamientos interregionales, el grupo más numeroso con 49,2 millones de toneladas, más del 48 por ciento del total, aumentaron un 9 por ciento, mientras los intercambios intrarregionales, con un peso del 45 por ciento, registraron un avance del 3,3 por ciento, hasta alcanzar los 45,9 millones de toneladas.
Las previsiones de cara a este año son “moderadamente optimistas”, siempre dentro de la excepcionalidad que supone el estado de emergencia sanitaria por la expansión de la pandemia del Covid-19. “El año arrancó bien, con una importante carga de trabajo en enero y febrero, y solo a finales del pasado mes de marzo se empezó a notar una ligera caída de la actividad”, explicaron a este periódico los mismos interlocutores, tras insistir en que “no se puede dar aún el año por perdido, hay margen para recuperar”.
En este sentido, las mismas fuentes recordaron que no se ha producido el cierre total de la industria, al suavizar el Gobierno de Pedro Sánchez el decreto inicial aprobado que obligaba a la paralización de las actividades “no esenciales”, permitiendo mantener una producción mínima, por ejemplo, a industrias importadoras y exportadoras que tienen que cumplir contratos internacionales. “En el País Vasco hay muchas empresas exportadoras con pedidos en el exterior, por lo que mantienen su producción, aunque hayan bajado el ritmo a un 60 por ciento”, explicaron las mismas fuentes. De hecho, empresarios consultados por este medio confían en que la caída de la actividad no supere el 10 por ciento, “como mucho”, a lo largo de este año, “en función de la evolución del coronavirus”.