La economía sigue sin dar síntomas de recuperación, mientras la crisis se instala definitivamente en las empresas de transporte de mercancías por carretera, que observan con resignación como el gasóleo, una partida que representa cerca del 40 por ciento de sus costes, continúa su imparable subida.
Empresarios consultados por este periódico sitúan el descenso de la actividad entre un 20 y un 25 por ciento. Unos números que, al mismo tiempo, han puesto sobre la mesa la existencia de un exceso de oferta, que estaría entre un 20 y un 25 por ciento.
Una difícil coyuntura que hace presagiar que “lo peor está por llegar”, tal y como apuntan las mismas fuentes. El sector necesita un reajuste. Es necesario aumentar el tamaño de las empresas y reducir la capacidad instalada.
De lo contrario, el poder de negociación seguirá en manos de los que compran el servicio y los precios bajos. Una situación insostenible con la espectacular subida de los costes directos de los transportistas, motivada, sobre todo, por el alza del combustible.
Es hora de que el sector madure y se ponga las pilas. ¿Qué ha pasado en estos últimos años de bonanza económica? El negocio no se resentía y muchas empresas aumentaron sus flotas de forma significativa. ¿Y ahora qué? ¿Qué va a pasar con esos camiones? No es de recibo que cada vez que vienen las ‘vacas flacas’ el sector acuda a pedir ayuda a papá Estado.
Siempre se repite la misma historia. Y dentro de unos años, ¿qué? ¿Otra vez igual? No se puede estar toda la vida poniendo parches a los verdaderos problemas del sector, que son de estructura. La solución no es fácil, pero está en sus manos. No vale mirar para otro lado.