La Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte, triste protagonista, junto a Fenadismer y Confedetrans, del paro brutal y salvaje del mes de junio, vuelve a la carga y llama al sector a nuevas movilizaciones a partir del 27 de febrero. Todo un despropósito.
Y es que, aunque con la que está cayendo la convocatoria tiene el éxito garantizado, no parece que sea el momento más adecuado. Incluso hasta dentro de la propia organización hay voces discordantes que ponen en solfa la unidad de la Plataforma. Es el caso de la provincial de Zamora, que afirma que “no están las cosas para hacer huelga”.
El transporte de mercancías por carretera atraviesa una difícil situación. Los procesos concursales se disparan, los expedientes de regulación de empleo son una constante y la flota de camiones, al igual que los pesqueros cuando hay temporal, permanece ‘amarrada’ como consecuencia de la brusca caída de la actividad. En román paladino, el sector ya está parado y va camino de la UVI. La pregunta es obligada.
Entonces, un paro… ¿para qué? ¿Para volver a pedir tarifas obligatorias, la contingentación del mercado…? El sector no puede vivir eternamente anclado en el pasado y pedir imposibles. Es hora de poner los pies en el presente y hacer el trabajo que debería haber hecho en el tiempo de las vacas gordas para sentar, de una vez por todas, con el Gobierno, de forma dialogada y sin la amenaza del paro permanente, las bases que aseguren el futuro del sector.
Lo demás es pan para hoy y hambre para mañana. Y para muestra, basta el botón del último paro sectorial, cuyos acuerdos han saltado por los aires con apenas seis meses de vida.