No queda otra. La investigación que sobre el transporte frigorífico español ha iniciado la Comisión Nacional de la Competencia debe convertirse en una demostración fehaciente de la pulcritud de un sector que en la última década ha sabido hacer sus deberes.
Es la hora de los libros blancos y de las verdades, pero también de que las autoridades de Competencia demuestren cómo y de qué forma se maquinan conductas anticompetitivas en un negocio tan dinámico como el transporte de productos agroalimentarios a temperatura controlada, donde el cargador marca los precios. El sector debe ofrecer colaboración y lealtad. Abrir un expediente sancionador supone un inicial descrédito para la patronal Atfrie y las siete empresas investigadas, aunque observando su trayectoria todas ellas son un claro ejemplo de talla empresarial ante el socavón económico que sufre el sector del transporte en España.
Sus balances presentan estructuras saneadas, una fortaleza empresarial que les lleva a ser líderes en inversión, aportando un estandarte de calidad en la cadena de suministro de Europa. No hace otra cosa Competencia que investigar las joyas de la corona del transporte español, un negocio que no se merece estar sometido a la sombra de duda por la que va a pasar durante los próximos meses por el expediente.
Competencia ha encontrado un filón en el transporte, persiguiendo pactos, actitudes y voluntades. Deberá acreditar que aquí hubo mala praxis. Sus argumentos deberán estar perfectamente documentados. ¿Recuperará el sector su crédito si se equivocan? El daño es irreparable. Pese a todo, los frigos levantarán el vuelo.
© 2024, todos los derechos reservados.