El tradicional cóctel de Navidad del puerto de Barcelona fue la despedida pública de la comunidad portuaria a Jordi Valls, que ha estado al frente de la dársena en los últimos cuatro años. Nombrado por el Tripartito catalán, deja el cargo (lo que no se había producido al cierre de esta edición) al ganar las elecciones catalanas CiU. Los representantes de la comunidad portuaria no escatimaron elogios a la gestión de Valls.
“La Autoridad Portuaria ha hecho en gran parte los deberes. Las grandes infraestructuras están hechas y la situación económica es equilibrada”, señaló Ángel Montesinos, presidente de la Asociación de Consignatarios de Buques, que le “agradeció” “la profesionalidad en momentos muy difíciles”. Xabier Vidal, presidente de la Asociación de Empresas Estibadoras, recordó que Valls aterrizó en el puesto con el hundimiento parcial del muelle Prat.
Y por si fuera poco, llegó la crisis, “que la hemos capeado con su ayuda de forma digna”. También en calidad de presidente de Anesco, Vidal agradeció a Valls su labor en la nueva Ley de Puertos porque “todo lo positivo en materia de tasas, se lo debemos a él”. Para Mariano Fernández, presidente de Ateia Barcelona, “ha escuchado, a veces con paciencia, la voz de la carga”. Jordi Valls eludió convertir el acto en una despedida y centró su discurso en el tradicional balance del año.
Un 2010 con subidas aproximadas del 8 por ciento del tráfico de contenedores y del 30 por ciento de vehículos, “que con la que está cayendo, ya les gustaría a otros sectores”. Eso sí, son tráficos “que nos retrotraen a un escenario de 2004- 2005”. En 2010, el puerto ha atraído 400 millones de euros de inversión privada para los próximos años.