La falta de liquidez financiera, el recorte de crédito a las empresas, así como la desconfianza de todos los actores económicos agrava el día a día empresarial, a lo que se suma una grave crisis en el consumo que está hundiendo a la industria del transporte y la logística en España. Sólo hay que ver los EREs y el alto número de suspensiones de pagos. Las ventas y los tráficos se están desplomando.
Observando la encuesta realizada por TRANSPORTE XXI en esta edición se evidencia que el 70 por ciento de las empresas ha perdido tráficos y un 58 por ciento ha rebajado sus ingresos, lo que supondrá al cierre de 2008 una erosión sin precedentes en la rentabilidad del sector.
La cosa está tan mal que la mayoría de las empresas encuestadas por este periódico han reducido personal en los últimos meses, han paralizado sus inversiones y han rebajado sus precios ante el miedo a su propia subsistencia. Mientras tanto el Gobierno regala, sin transparencia, el dinero a los bancos, montañas de euros que no llegan a los empresarios para crear empleo.
¿Se han dado cuenta que en la banca no hay EREs? Un Gobierno que sigue, en sus trece, sin articular una política específica para el transporte y la logística. ¿Y el famoso plan sectorial? Hoy la crisis es el plan. Queda claro que el Gobierno de Zapatero no tomó ninguna medida cuando los primeros indicadores anunciaban la recesión que hoy vivimos, más preocupado de salvar su cita electoral.
Lo más grave es que las medidas tomadas, tres planes distintos en pocos meses, no generan expectativas de reforma. Este Gobierno se niega a tomar medidas urgentes para rebajar la fiscalidad, flexibilizar el mercado laboral y liberalizar el sector de transportes. Si no se reducen los costes empresariales de la Seguridad Social, incrementando el IVA para las importaciones, si no se rebaja el IRPF, el año 2009 será horrible, con más parados y más déficit público. Crisis para un Gobierno que se hundirá mezclando ineficacia con parálisis.