La Corte de Apelación parece dispuesta a enmendar la plana a la jueza que se inhibió en la causa y salvó a la clasificadora.
La demanda española contra la clasificadora ABS por el caso “Prestige” , a quien reclama una indemnización de 600 millones de euros, se está reactivando en Nueva York. La Corte de Apelación parece dispuesta a enmendar la plana a la jueza que se inhibió en la causa y salvó a la clasificadora estadounidense argumentando que no tenía jurisdicción
La causa contra la clasificadora ABS en Nueva York por el caso “Prestige” pinta bien para los intereses españoles. Como se recordará, a principios de 2008, la jueza Laura Taylor Swain, que instruía la demanda de España contra la clasificadora del petrolero, rechazó la misma argumentando que no tenía jurisdicción. Sin embargo, la Corte de Apelación de Nueva York, aunque aún no se ha pronunciado ante la reclamación del Reino de España, parece inclinada a devolver el caso a la jueza Taylor para que continúe instruyendo la demanda contra ABS, según los observadores legales que han analizado las primeras audiencias de la citada Corte.
Un hecho sustancial que avalaría el vaticinio de los expertos es el informe emitido por el Departamento de Justicia de EE.UU. a petición de los tres jueces que estudian la apelación presentada por el Reino de España contra la decisión de Taylor Swain de inhibirse del caso “Prestige”. Este informe, conocido en la jerga legal como ‘amicus curiae’, dice que “el Convenio Internacional sobre Responsabilidad Civil por Daños debidos a la Contaminación por Hidrocarburos (CLC) no puede privar a la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York de su jurisdicción”, es decir, que la jueza Swain se equivocó al inhibirse argumentando que no tenía jurisdicción.
El citado CLC es el núcleo de la controversia. Este convenio obliga a plantear las reclamaciones por casos como el “Prestige” ante los tribunales de los países firmantes del mismo que han sufrido u ocasionado los daños, pero deja fuera del mismo a las sociedades de clasificación, ya que son empresas ajenas e independientes del armador, naviero o fletador del buque. Sin embargo, la jueza Swain vino a decir que ABS depende del armador, por lo que la clasificadora queda bajo el paraguas del CLC y nuestro país no puede demandarla en EE.UU., sino en España o en Bahamas, donde estaba abanderado el “Prestige”. Lo más sorprendente de la pirueta jurídica de Swain es que EE.UU no ha suscrito el convenio CLC. Es decir, la jueza se sirvió de una norma que no le obliga para inhibirse y excusar a ABS.
La Corte de Apelación parece dispuesta ahora a enmendar la plana a la jueza y devolverle el caso. Además, el informe del Departamento de Justicia señala a la Corte de Apelación que si considera que Nueva York no es el foro adecuado para el pleito y que ABS está bajó el paraguas del CLC, que no ha sido firmado por Estado Unidos, tendrá que determinar cuál es el “foro conveniente” para resolver la demanda de España contra ABS. Los expertos legales no creen que la Corte de Apelación apueste por esta segunda vía. Lo cierto es que, cuando han pasado seis años y medio desde la catástrofe, España no parece ser un foro disponible.
La clasificadora ABS sí está dispuesta a admitir España como foro conveniente, pero dentro del CLC, convenio que limita a una cantidad económica la indemnización que reciben los países que han sufrido daños. Hecho que no deja de ser una contradicción si tenemos en cuenta que Somerville, presidente de ABS, dijo que el único lugar donde la clasificadora puede aceptar notificaciones referentes al “Prestige” es en Houston, donde está su sede central en Estados Unidos. En puridad, la decisión de España de demandar a ABS en EE.UU, donde reside la sociedad, es correcta.
Todo parece indicar que la Corte de Apelación devolverá el caso a Swain, aunque es una incógnita si dará instrucciones a la jueza de cómo debe manejar el asunto. España interpuso en Nueva York una demanda por valor de 600 millones de euros contra ABS, a quien acusa de actuar con excesiva negligencia en las inspecciones realizadas al “Prestige” en China y Dubai antes de la catástrofe de noviembre de 2002, cuando se partió por la mitad y se hundió a 135 millas de la costa gallega, derramando 67.000 toneladas de fuel.