La división de carga del ferrocarril belga (SNCB) cerrará el presente ejercicio con una deuda cercana a los 190 millones de euros. Aunque esta cifra se debe en gran parte a la crisis económica (la SNCB ha perdido un 40 por ciento de sus tráficos en un año), lo cierto es que al menos 85 millones de euros se deben a déficits estructurales de la empresa. Es por ello que el Ministerio belga de Empresas Públicas ha encargado a los administradores del ferrocarril que implanten un plan de tres años para reducir dicha deuda.
El administrador general de la SNCB, Mark Descheemaecker, ha declarado que la empresa necesita una inyección de capital de 250 millones de euros para salvar la división de carga (B Cargo). Asimismo, sería necesario despedir a 900 trabajadores, algo que los sindicatos no están dispuestos a aceptar, y que también se oponen a la filialización de B Cargo.