La política de precios y la caída de actividad alimentan la ‘guerra’ por el control del puerto.
La escalada de sabotajes a empresas de transporte en Valencia sigue aumentando mes a mes, sin que nadie parezca poner coto a la tensión que se vive en el negocio portuario del acarreo de contenedores. El último incidente tuvo lugar el pasado 28 de junio con el incendio de dos camiones de la firma Toysán Transport en sus instalaciones ubicadas en la localidad valenciana de Beniparrell, en un recinto vallado donde se encontraba el resto de la flota de la firma, formada por 30 camiones. Esta compañía, adscrita a la asociación Transconval, ha sido víctima en los últimos tres años de siniestros similares en su flota de camiones.
Hasta la fecha ha perdido un total de 21 camiones en cuatro incendios. El último sabotaje convierte al pasado mes de junio como “mes negro” con un balance de siete camiones quemados, lo que deja un saldo de 13 camiones incendiados durante el primer semestre de 2009. Las indagaciones llevadas a cabo por el Departamento de Investigaciones de Incendios del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil sólo demuestran que “los incendios son provocados”, mientras que las primeras pesquisas de los últimos sabotajes apuntan a que “existe un cambio en el modus operandi”.
En otros incendios “se utilizaban pastillas de barbacoa” como método incendiario, ahora “optan por lanzar objetos incendiarios” directamente contra los camiones. La hoja de ruta que mantiene la Guardia Civil en las investigaciones que se están realizando tienen como línea argumental la “guerra por el transporte” que existe en el puerto de Valencia, donde conviven hasta cinco asociaciones, dos de flotistas y tres de profesionales autónomos, aunque sigue sin haber resultados y ni un sólo detenido. Aunque desde la Delegación del Gobierno se asegura “que no todos los incendios obedecen a las mismas causas”, la policía judicial mantiene líneas de investigación relacionadas con una hipotética “mafia portuaria”, que sería la causante de la inmensa mayoría de actos de sabotaje ocurridos en los últimos cinco años y que han causado el incendio de 85 camiones que realizan su actividad en el transporte de contenedores del puerto.
La escalada de sabotajes mantiene en vilo al sector del transporte de contenedores en un escenario de fuerte caída de la actividad y donde el exceso de oferta y la política de precios a la baja son parte de un endémico problema para los empresarios con intereses en el acarreo de contenedores, un negocio que mueve más de 300 millones de euros anuales en el puerto de Valencia, y que “debe funcionar dentro de los esquemas de la libertad de mercado”, según se apunta desde la Autoridad Portuaria, que ha descartado definitivamente cualquier tipo de regulación interna del sector a la medida de las asociaciones locales.
El gran problema del sector es la fragilidad del tamaño empresarial y su gran atomización, con un flota en el entorno de los 3.000 camiones, entre autónomos y flotistas. Un sector que ha dejado de mover un total de 94.888 TEUs de contenedores llenos de import-export hasta el pasado mes de mayo, lo que supone una pérdida de negocio del 18,6 por ciento en sólo cinco meses.