El modelo de estiba en España afronta un 2008 en el que se pondrá en marcha, si el Ministerio de Fomento deja hacer, un nuevo marco en la estructura de los recursos humanos. La privatización de los censos de estibadores traerá a los puertos una nueva cultura empresarial, lejos del intervencionismo de una Administración que sólo optó por la exclusividad del personal portuario como moneda de cambio para asegurar la paz social. Ahora, es la hora del negocio privado.
Si el IV Acuerdo Marco se legaliza, los muelles españoles estarán blindados durante siete años, con paz, una estabilidad que deberá atraer nuevas inversiones y el maná de tráficos a una España que aspira a ser la plataforma de distribución del sur de Europa, en competencia con el Magreb. Es la hora de que Anesco se fortalezca y lidere un pacto de competitividad en los puertos españoles.
Que la transición que supone el nuevo modelo de estiba sea lo más corta posible y que ayude al futuro legislador en una transición a la libertad de contratación del personal portuario. No deben pasar otros veinte años para que las empresas administren cuál es la mejor forma para tener sus recursos humanos.
Para que la competencia brille se deberán generar segundas APIEs en los puertos y habrá que permitirlas dentro de la legislación, porque el futuro debe orientarse a que cada empresa cuente con su propio personal, aunque el mismo funcione en rotación dentro de la propia filial de recursos humanos de cada estibadora. No es una locura. El sector se juega su futuro y cada día hablaremos más de automatización y de profesionalidad, y menos de exclusividad y de monopolios. Esa es la modernidad.